Bruselas
Los abusos en Bélgica en negro sobre blanco
Las cifras son terribles: entre los años 40 y los años 80, 475 personas que entonces eran menores de edad sufrieron abusos sexuales a manos de 320 clérigos, hombres todos ellos
Pero también es terrible el hecho de que a la comisión independiente a la que la Iglesia encargó investigar este tema acudieron también muchas personas, víctimas de abusos sexuales por parte de psiquiatras, terapeutas, o «en el ejército o el deporte de alto nivel», y que buscaban contar su historia en la comisión sobre el clero, fundada hace 10 años, porque no había ninguna otra institución en el país trabajando con víctimas.
Los datos sobre el clero evidencian que hubo un pico de abusos en los años 60 (110 víctimas en esa década) y en los 70 (74 víctimas). También se registraron muchos casos en los años 50 (53 víctimas) y en la décda de los 80 (44 víctimas). De los últimos 20 años constan 13 casos. Además, hay casi 200 casos de abusos cuya fecha no se conoce ni siquiera aproximadamente. Esto se debe a que muchos testimonios se recibieron por e-mail (232 declaraciones) o correo postal, con sólo 163 declaraciones por teléfono, que permitieron obtener más datos.
Un tercio de las víctimas eran mujeres. Los menores abusados se repartían proporcionalmente igual que la población belga, entre francohablantes y hablantes de lengua neerlandesa.
De los 320 abusadores, a la comisión le consta que 95 ya han muerto, 91 aún viven y del resto no tienen datos. «La petición de monseñor Léonard [el arzobispo de Bruselas desde enero de 2010] a los autores de los hechos de que tomasen contacto con la comisión no tuvo ningún efecto», explica el informe. Sí se ha podido establecer que entre los abusadores hay clero diocesano y también de órdenes religiosas, en concreto de 29 congregaciones distintas. La comisión además pudo establecer que 13 personas se suicidaron por causas relacionadas con el abuso a manos de unclérigo y que otras seis lo intentaron.
«Valentía y determinación»
En marzo, Benedicto XVI publicó su documento más extenso sobre los abusos sexuales del clero, su «Carta a los católicos de Irlanda», donde marcaba las líneas a seguir en toda la Iglesia. En ella pedía «hacer frente al problema de los abusos» y «hacerlo con valentía y determinación». Y añadía: «Que nadie se imagine que esta dolorosa situación se va a resolver pronto. Se han dado pasos positivos pero todavía queda mucho por hacer». En esta línea de «valentía y determinación» se presentó ayer el informe que la Iglesia belga encargó en el año 2000.
Reconocimiento a las víctimas
La comisión, presidida por el psiquiatra infantil Peter Adriaenssens, recomienda a la sociedad civil estudiar también los abusos a menores en otros colectivos religiosos y profesionales, creando, además, un «Centro de confianza para adultos» donde se pueda hacer un seguimiento con apoyo y terapia a las víctimas. A la Iglesia, le pide reconocer a las víctimas con algún memorial o monumento, buscarles un espacio también en su liturgia y rituales, un acompañamiento pastoral especial y crear un fondo económico de solidaridad para ofrecerles terapia. También considera una «carencia grave» que la Iglesia belga no cuente aún con «una iniciativa específica para tratar a los autores de estos hechos». Y propone revisar los mecanismos para prevenir abusos en el clero.
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