Atenas

Europa respira

El Eurogrupo urge a Atenas a formar gobierno y buscará soluciones para la crisis de deuda hoy en el G-20. Alemania abre la puerta a una renegociación de los ajustes, mientras la canciller felicita por teléfono a Samaras 

Europa respira
Europa respiralarazon

BRUSELAS - La victoria de Nueva Democracia en Grecia abre el mejor escenario posible para la Unión Europea puesto que, aunque sea por escaso margen, podría permitir un acuerdo de gobierno con el PASOK que permitiría seguir adelante con el rescate, aunque se renegocien algunas partes del memorándum suscrito con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea. Después de que Alemania ya barajara ayer en público un aplazamiento en las condiciones del ajuste, para hacer pasar mejor el trago de los recortes a la población, el Eurogrupo emitió un comunicado en el que recalca su deseo de que el nuevo Gobierno griego se forme cuanto antes para poder cumplir con los términos del memorándum por el que Atenas recibirá 130.000 millones de euros de ayuda internacional. La tragedia griega parece alejarse.
Por su parte, los líderes del G20 se reúnen hoy en Los Cabos-México en una reunión monopolizada por los problemas del Viejo continente que, con este resultado electoral, no tendrán problemas añadidos para encontrar una solución que ponga fin al marasmo que la repetición de los comicios helenos había generado en los mercados por las dudas sobre la ruptura de la zona euro.

«El pueblo griego ha hablado. Respetamos totalmente su elección democrática. Tenemos la esperanza de que los resultados de las elecciones permitirán que un gobierno que se forme rápidamente», señalaron en un mensaje conjunto el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el presidente del Consejo, Herman Van Rompuy. «Hoy, saludamos el coraje y la resistencia de los ciudadanos griegos, plenamente consciente de los sacrificios que se exige de ellos para corregir la economía griega y construir un nuevo crecimiento sostenible para el país», señala el texto, en el que añaden que seguirán apoyando a Grecia «como miembro de la familia de la UE y de la zona del euro». Apoyo que también recibirá de Alemania. «Parto del principio de que Grecia va a respetar sus compromisos europeos», le espetó Merkel a Samaras después de felicitarle por su victoria.

Los Diecisiete miembros de la moneda única, que no mencionan explícitamente la posibilidad de aplazamiento, añaden que el segundo programa de ajuste acordado entre Grecia y el Eurogrupo «es la base sobre la que construir para fomentar el crecimiento, la prosperidad y puestos de trabajo para el pueblo griego». «Estamos dispuestos a continuar ayudando a Grecia en el logro de estos objetivos», añaden.

Ahora bien, visto el escenario resultante de las elecciones, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea tienen ahora el desafío de encontrar, de aquí a la cumbre de los días 28 y 29 de junio, un plan que dé un golpe de timón a la situación agónica del último año. Tendrán que demostrar que el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, se equivoca cuando asegura que los políticos europeos siempre reaccionan demasiado tarde y mal. «Los políticos europeos siempre reaccionan un día demasiado tarde y prometen siempre un euro menos de lo que hace falta», manifestó ayer.

Para empezar, el Banco Central Europeo debería cumplir su promesa de ayudar a la estabilidad y a los bancos, posiblemente inundando el mercado con liquidez ilimitada como ya se hizo el 11-S o incluso con la caída de Lehman Brother.

La pasada semana el presidente del BCE, Mario Draghi, allanó el camino diciendo que «el Eurosistema va a seguir proporcionando liquidez a los bancos solventes donde sea necesario». En los mercados europeos han circulado rumores de una acción coordinada de los bancos centrales para inyectar liquidez en el mercado. «El BCE tiene una función crucial de proporcionar liquidez a bancos sanos a cambio de las garantías adecuadas. Esto es lo que hemos hecho a lo largo de la crisis, fieles a nuestro mandato de mantener la estabilidad de precios a medio plazo, y esto es lo que continuaremos haciendo», aseguró Draghi.

Además, ayer se supo que el presidente francés, François Hollande, propondrá a finales de mes en Bruselas a sus homólogos un plan de estímulo del crecimiento por valor de 120.000 millones de euros, lo que equivaldría al 1 % del Producto Interior Bruto (PIB) de la UE.
Según revelaba el diario galo «Le Journal du Dimanche», el dinero procedería de fondos estructurales de la UE, del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y de bonos comunes emitidos por los Veintisiete y se llevaría a cabo «antes de final de año».

De los 120.000 millones de euros, un total de 55.000 tendrían que proceder de los fondos estructurales, una parte de los cuales deberían ser desbloqueados también antes de fin de año. Por su parte, el Banco Europeo de Inversiones debería recibir aportaciones suplementarias de los Estados comunitarios, hasta 10.000 millones de euros, con lo que podría acudir a los mercados para obtener créditos. De este modo, se podrían reunir otros 60.000 millones de euros más, que irían a dotar, preferentemente, proyectos de infraestructuras para estimular el crecimiento económico de la UE.

El plan de Hollande, que no aporta novedades sobre las ideas ya sobre la mesa ni dinero «fresco», consiste además en la creación de un «proyecto de bonos», por un importe de 4.500 millones de euros, que consistiría en empréstitos comunes de los países europeos que servirían como seguro para las empresas privadas que lancen programas de inversión. En una fase posterior, el presidente francés pretende que este mecanismo, fuente de recursos para esta especie de plan Marshall, aporte hasta 10.000 millones de euros. Este proyecto fue transmitido a los líderes de la UE el pasado jueves y su objetivo, que coincide con los planteamientos de la Comisión Europea, es desarrollar ámbitos concretos de la economía comunitaria, como el de las redes inteligentes o la asociación de internet conrecursos como el agua o la red eléctrica.

Por su parte, según «Der Spiegel» las principales instituciones de la UE perfilan un nuevo modelo de títulos de deuda conjuntos denominados «euro-bills», con un vencimiento corto y un volumen limitado, con el que esperan vencer la resistencia alemana a los «eurobonos».

Según el plan elaborado de manera conjunta por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, el de la Comisión, Jóse Manuel Barroso, el jefe del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, y el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, cada país podría financiarse con «euro-bills» hasta un determinado porcentaje de su PIB y quien violara las normas, quedaría excluido del sistema al año siguiente.

Dado que esos nuevos bonos tendrían un límite de cantidad y duración, respetarían lo establecido en la Constitución alemana. Los líderes de la UE intentan así sortear los daños que provocaría en la economía un colapso de la eurozona y buscan fórmulas que la canciller alemana pueda aceptar, a la espera de una verdadera comunitarización de la deuda.

Otras filtraciones apuntan a que los técnicos europeos trabajan ya, de cara a la cumbre, sobre una «hoja de ruta» para una unión bancaria, conjugando deuda a través de eurobonos y una unión política, que se realizará mediante un cambio en el Tratado de la UE durante los próximos diez años.