Andalucía
Puigcercós y el patrimonio inmaterial
Nos ha costado, pero por fin hemos empezado a poner en claro algunas cosas sobre Dios. De momento, sabemos que aprieta pero no ahoga, que tampoco juega a los dados y que probablemente es catalán. Aunque sobrenatural y omnipresente, es seguro que no esté empadronado en Andalucía, pues hemos sabido que gusta de pagar impuestos y que ha recibido aviso por Joan Puigcercós, en el sentido de que es en Cataluña donde más y mejor se pagan. Pero no era esto, sin embargo, de lo que hoy les quería yo hablar.
Se publica también que la Comisión Europea ha sancionado a las diputaciones forales vascas por eliminar el impuesto de sociedades durante diez años a las empresas que invirtieran y crearan empleo en su territorio, en clara competencia desleal con el resto de empresarios, pero tampoco era eso de lo que yo quería hablar porque como Puigcercós –al que nunca agradeceremos su inestimable ojo clínico para ver la «fiesta fiscal» en Madrid sin llegar a ver nunca las vacaciones fiscales vascas– no se ha pronunciado, tampoco debo hacerlo yo.
Así que, insisto, de lo que quería hoy hablarles es del flamenco, ese estado inmaterial de Andalucía y lo andaluz que acaba de ser proclamado Patrimonio Cultural de la UNESCO. Sobre el flamenco no ha hablado Puigcercós pero sí lo ha hecho todo el que ha tenido un micrófono delante en las últimas veinticuatro horas y hasta, creo, que el capitán de fragata que está de pernocta en Rota. Lo celebra Fosforito y el Delegado del Gobierno, José Mercé –«es una hemorragia de satisfacción»– y la presidenta del PSOE; Farruquito, que está «lleno de alegría» y Sara Baras, que nos ha invitado a los andaluces –uy, como se entere Puigcercós– a «celebrarlo cantando y bailando a todas horas». España entera ha podido ver en los telediarios a un famoso cantaor incapaz de explicarle a su mujer ni a nadie la importancia de la cosa y eso que el asunto ha dado para dos días enteros de fiesta flamenca en Canal Sur y para que el mismo Griñán nos diga que lo va a hacer asignatura de los niños en los colegios.
Por una vez debo hablar de lo que importa, sin alimentar ningún tópico, aunque sólo sea para llevar la contraria a Puigcercós siempre tan pendiente del dinero, y aunque sirva de paso para estar de acuerdo con Griñán. No entiendo, sin embargo, lo de «patrimonio inmaterial» porque de momento unos cuantos han pedido mayores subvenciones y me temo que vayan a ser materiales, pues polvo somos y en flamenco nos convertiremos. Y que no se entere Puigcercós.
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