La crisis liquida los congresos por Sergio ALONSO

La agónica situación económica de la Sanidad, que con tanto ahínco como con tan evidente impericia trata de negar el Ministerio de Leire Pajín, empieza a generar consecuencias impredecibles a comienzos de esta misma legislatura. Hace un año, aproximadamente, los laboratorios farmacéuticos decidieron introducir en sus presupuestos un recorte sin precedentes a los gastos de formación médica. Era su respuesta al drástico tijeretazo con el que castigó a sus cuentas de resultados la vicepresidenta económica Elena Salgado. El resultado fueron restricciones a viajes y congresos, un menor mecenazgo de actos y simposios científicos, y un descenso en la edición de publicaciones de todo tipo. La nueva vuelta de tuerca viene ahora, con el verano, al calor de una bancarrota que amenaza con llevarse por delante a las autoridades y a las propias compañías, sumidas en la incertidumbre sobre el devenir de la economía española.

En breves fechas, una multinacional abrirá la espita de nuevos recortes, abriendo la senda que recorrerán más adelante otras empresas del sector. Lo que va a ocurrir es, básicamente, lo siguiente: la industria farmacéutica prevé cerrar el grifo a la invitación de médicos a congresos científicos en el extranjero, salvo que vayan como ponentes. En España, la asistencia a eventos apenas será financiada, y es probable que a los facultativos les resulte más rentable desplazarse en sus propios vehículos si quieren conocer los nuevos tratamientos que aceptar la invitación de una empresa. El resumen es simple: las compañías van a traspasar a la Administración la patata caliente de la formación continuada de los médicos, y como ésta no tiene dinero, se producirá un vacío que dañará a la larga la calidad de la asistencia.