Lisboa

Streep deja KO a Charlize Theron

Berlín homenajea a la veterana actriz y estrena la antipática «Young Adult»

Streep deja KO a Charlize Theron
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Cuando Meryl Streep abre la boca se hace el silencio. Su autoridad golpeó con guante de seda la platea de la rueda de Prensa de la Berlinale. Hasta invitó a un periodista alemán a subir al estrado, y éste aprovechó para plantarle un casto beso en la mejilla. Ayer recibió el Oso de Oro honorífico a toda una carrera, y su sombra fue tan alargada que eclipsó al frío. Habría eclipsado a la mismísima Charlize Theron si se hubiera dignado visitar el certamen para presentar «Young Adult», la antipática comedia negra que Jason Reitman presentó fuera de concurso.
Theron interpreta a Mavis, una escritora con tendencias alcohólicas, más sola que la una, que vuelve a su pueblo para boicotear la feliz vida en pareja de su exnovio. «Yo no considero a Mavis un monstruo», confesó Reitman. «No hay que confundir a la persona con sus síntomas. Ella necesita que la quieran desesperadamente, pero, en realidad, nunca hace nada por sí misma, sólo para aparentar que sigue siendo la reina del baile. Siento mucha compasión por ella, y creo que es fácil identificarse con sus defectos». La compasión está en la cabeza de Reitman, pero no en las imágenes de «Young Adult». La película, en la que vuelve a tener como guionista a Diablo Cody después del éxito de «Juno», hace que la misantropía del cine de Todd Solondz parezca una broma pesada.
 El desprecio que Mavis siente por la felicidad de los otros, su prepotencia y falta de empatía, rozan lo ridículo. El problema es que resulta difícil saber con qué personaje está el espectador, porque Reitman humilla tanto a Mavis como a las familias de vida mediocre que la rodean y a los «freaks» que perpetúan sus delirios de grandeza. «Young Adult» es una película tan insólita como moralista: no es habitual encontrarse en el cine de Hollywood una heroína tan repugnante –y Theron abraza la causa de Mavis hasta las últimas consecuencias–, pero tampoco es de recibo que todos los personajes parezcan estar condenados a la más absoluta de las miserias.

Las que son candidatas
A concurso, Portugal derrotó a Alemania por goleada. En «Tabú», Miguel Gomes mezcla al Manoel de Oliveira de «Amor de perdición» con el Raúl Ruiz de «Misterios de Lisboa» para lanzar al espacio un objeto volante no identificado que, en blanco y negro, nos habla de la construcción oral de la memoria, de la relación entre imagen y voz en off, y de la retórica distanciada del melodrama folletinesco, en unos términos apasionantes. En la primera parte se nos explica el interés de Pilar, una mujer sola, católica y solidaria, por ayudar a su vecina Aurora, vieja ludópata que cree vivir bajo el influjo de la magia negra infligida por su criada.
En la segunda, se nos cuenta la historia de la juventud de Aurora y sus amores secretos, en forma de película silente. Cocodrilos, fantasmas y música pop se reúnen en una sesión de espiritismo que invoca la expresividad del cine primitivo para delatar su modernidad. Diez pasos más atrás, en «Home for the Holidays», Hans Christian Schmid orquesta un psicodrama familiar con maniaco depresiva al fondo que habría necesitado un director con más sangre en las venas. Si el Bergman de «Gritos y susurros» o «Sonata de otoño» levantara la cabeza…


El Sáhara con acento español
Dos hermanas se encuentran en un campo de refugiados: la una viene de Valencia, con móvil y vaqueros incorporados; la otra lleva la vida ahí, encerrada en el desierto. ¿Qué ocurre cuando moverse y quedarse son la misma cosa? Esa misma cosa es la búsqueda de la identidad de un pueblo amenazado por sus ocupantes. Y ése es el objetivo de «Wilaya», del español Pedro Pérez Rosado, que se ha presentado en la sección Panorama del festival: explorar las posibilidades de futuro de las nuevas generaciones de saharauis, encarnadas en dos actrices no profesionales que aportan su propia experiencia a la construcción de sus personajes en una película que sabe cómo convertir lo íntimo en lo político.


El detalle
Chándal y deportivas

El personaje de Theron, viste acorde con el estilo de vida que frecuenta. El look de la escritora no es precisamente el de una top model. Ropa ancha y cómoda. Una apariencia lejos de las grandes firmas.