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El Vaticano enseña sus secretos
Dónde: Museos Capitolinos de Roma. Cuándo: hasta el 9 de setiembre.Cuánto: 8,50 euros.
MADRID- Son los nombres de siempre, pero bruñidos por la Historia. Los templarios, Giordano Bruno, Galileo Galilei. Sus leyendas y tragedias han impregnado el inconsciente popular. Perviven en la memoria por una frase, un juicio o un proceso judicial que todavía permanece indeleble en el recuerdo. El Archivo Secreto de El Vaticano los ha rescatado en «Lux in Arcana», una exposición que muestra, por primera vez al público, un centenar de documentos de extremada importancia para Occidente. Se exhiben en el mismo corazón de Roma, en los Museos Capitolinos –que impulsó el Papa Sixto IV– y son una muestra bastante representativa de la importancia y el caudal documental y bibliográfico que conserva la Santa Sede.
Imaginación popular
Durante años se ha alimentado una idea equivocada de estos fon-dos. A través de novelas o relatos sin fundamento se ha incentivado la imaginación del público e inculcado que, entre todas estas cajas y legajos, se escondían secretos sin revelar; que se custodiaban libros y volúmenes que la Iglesia desea que permanecieran escondidos y que afectaban al dogma o a otras normas teológicas. Toda una superchería que ha hecho que la mayoría de la gente mire de reojo, con admiración o con descrédito este Archivo. Pero jamás con suficiente conocimiento de causa de lo que guardaba en su seno. Con esta muestra, en la que se ha incluido una selección de documentos extraordianarios, de suma importancia para conocer mejor nuestro pasado, El Vaticano ha decidido compartir parte de esa memoria legendaria que ha heredado a través de los siglos. Una acumulación de información que reconstruye el puzzle de algunos de los episodios clave de la Historia y que ahora se muestra a la vista de todos. ¿Para qué? Para despejar las semblanzas oscuras que algunos han arrojado sobre esta institución. El título es claro. Luz, para que el público que asista a la exposición compruebe que no existen arcanos inaccesibles. De hecho, una de las características es que se conocían y estaban publicados todos los contenidos de estos documentos en investigaciones, monografías y libros. La novedad es que se pueden observar –jamás antes había sucedido– los originales. Algo extraordinario, porque al Archivo sólo acceden los investigadores cualificados que demuestran que necesitan consultar la colección para completar sus trabajos. Entre las joyas expuestas, sobresale, por ejemplo, la «Bula de la partición». Con ella, Alejandro VI dividía el mundo en 1493.
Se concedió a los Reyes Católicos y determina qué territorios pertenecerían a España y cuáles a Portugal a raíz del descubrimiento de América. Pero, sin duda, será el pergamino de Chinon, de 60 metros, datado en 1308, que recoge la confesión de los templarios ante los miembros eclesiásticos cuando el rey francés, Felipe el Hermoso, abrió causa contra ellos para apoderarse de su fortuna y acabar con su influencia y poder, una de los focos de atracción. Los testimonios se tomaron en el castillo de Chinon, y la relevancia de este documento, hace relativamente poco tiempo, es que el Papa absolvió entonces a los encausados. Algo que rebate la opinión general que existía sobre este asunto.
El proceso más famoso
Pero la estrella de la exposición tiene un nombre propio: Galileo Galilei. El astrónomo, que sostenía que la tierra giraba alrededor del sol, afrontó un juicio que todavía se conserva en el recuerdo. Se celebró entre 1616 y 1633. Todo terminó con una frase que resumía sus convicciones, pero, también, con un gesto, que incluía una renuncia: «Yo Galileo Galilei he renegado...». Un grueso volumen resume todo lo que sucedió en ese juicio que sostuvo contra él la Congregación del Santo Oficio. En las páginas finales de este libro, puede verse la firma autógrafa del científico, rubricando una declaración que todavía resulta demoledora.
No es el único personaje relevante que atraerá la atención en esta muestra. El público podrá leer las angustias financieras que sufría el pintor y escultor Miguel Ángel o, también, leer lo último que María Antonieta escribió. Una carta escueta, directa, de las que únicamente salen en los momentos más extremos de soledad y padecimientos. Una misiva de apenas diez líneas en la que dejó testimonio de lo que sentía. La redactó cuando ya estaba en prisión y los años de Versalles empezaban a formar parte de un pasado que ya nunca más regresaría.
Sin embargo, hay un hombre que sobresale entre todos. El del filósofo Giordano Bruno, que fue quemado, de manera pública, en Campo dei Fiori. Era religioso, pero se le acusó de hereje y se le impuso la peor sentencia: la capital, que se ejecutó el 17 de febreo de 1600, en el mismo lugar donde hoy puede contemplarse una escultura de él. La mayoría de los documentos relacionados con este asunto se perdieron en el trasiego de los años (la mayoría de las actas contra el pensador se extraviaron), pero todavía subsiste éste para dar constancia de lo que sucedió. Hay otros hitos, como la carta que proclama la Inmaculada Concepción, de 1854, la excomunión de Lutero o la «Dictatus Papae». Casi todos están encaminados hacia un fin: resaltar la relación de la Iglesia con Europa y poner de manifiesto en estos días su importancia cultural.
Un pontífice clave en la historia
Su nombre es Paulo V, pero pertenecía a la familia Borghese, una de las más famosas y célebres. Durante su papado tuvo conflictos muy duros con Venecia y con Inglaterra. El rey insinuó a los católicos que les debían lealtad y que la debían probar con un juramento. Paulo V les dijo que no lo hicieran. También él presenció los últimos retoques que se añadían a El Vaticano, que ya llevaba muchos años en obras. Su relevancia en esta exposición es porque durante su papado es cuando la Inquisición decidió abrir causa contra Galileo Galiei. Aunque también fue la persona que canonizó a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola o San Carlos Borromeo, entre otras personas.
Unos tesoros ocultos
Dictatus Papae
Son un conjunto de 27 propuestas. Las que dictó el papado para asentar su supremacía sobre el resto de los poderes. Una de ellas es que nadie puede juzgar a un Papa. También reservan la capacidad de hasta deponer emperadores.
Solicitud de divorcio de Enrique VIII
Los líos matrimoniales del rey inglés trajo algún que otro quebradero. Este documento muestra el intento del monarca para separarse de Catalina de Aragón. Petición que fue rechazada por el Pontífice.
Pergamino de Chinon
Es un descubrimiento reciente. Una prueba de que los templarios fueron absueltos por el Papa Clemente V, a pesar de las peticiones del rey de Francia, Felipe el Hermoso, para que los condenara.
Excomunión de Lutero
Con este documento, León X dejaba fuera de la Iglesia Católica a Lutero. Es una bula llamada «Exsurge Domine». Se publicó el 15 de junio de 1520 y es una prueba de la ruptura entre el catolicismo y este fraile.
La carta de María Antonieta
Un testimonio conmovedor. Lo escribió María Antonieta desde la cárcel y expresa la desolación que sentía ante un futuro que se preveía ya muy oscuro. Apenas llega a los diez renglones. Suficientes para conocer su ánimo .
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