Cuántos líos

Este espacio es limitado, lo que me impide enumerar todos los frentes que el Gobierno tiene abiertos. Por ello sólo titularé algunos: en el plano internacional: Marruecos; en el nacional: Cataluña; en el económico: la crisis; en el gubernamental: la aprobación de Presupuestos; en el partidista: las elecciones internas; en el laboral: la huelga general… En fin, que tiene incendios por todas partes y no sabe cómo extinguirlos porque si lo hace se inicia uno nuevo como consecuencia de las gestiones llevadas a cabo para apagar el anterior. Y lo peor es que el Ejecutivo aplica en todos los casos la política de apaciguamiento por la que el contrario gana terreno debido la inacción del Gobierno, para quien nunca pasa nada. Para él, las relaciones con Marruecos son estupendas a pesar de que el vecino del sur ha montado un conflicto contra los intereses españoles de magnitud difícil de cuantificar. Es más, el ministro del Interior viaja a Rabat para pedir perdón y ni siquiera visita Melilla. El presidente está dispuesto a sortear la ley y pasarse por el Arco del Triunfo –Henry Miller dixit– la autoridad del Constitucional para no enojar a los nacionalistas catalanes ni al PSC, que le pone 25 diputados en el Congreso. También se muestra favorable a conceder todo lo que pida el PNV con tal de conseguir sus cinco votos para aprobar las cuentas del Estado y no verse obligado a adelantar las generales. Los socialistas de Madrid andan a la gresca, Gómez le niega el censo a Jiménez y los adjetivos que se dedican mutuamente son incalificables. Podría seguir, pero se me acaba el espacio.