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ANÁLISIS: Es una obra tan misteriosa por Elisa Ruiz
- ¿Cómo surge la «Gioconda»?
–Esta pintura se sitúa a partir de 1503 y 1505, cuando Leonardo está por segunda vez en Florencia. En esa etapa comienza el encargo Francesco del Giocondo para su mujer, Lisa Gherardini, conocida como Madonna Lisa, de ahí la abreviatura Mona Lisa. La duda es cuándo se termina. Hay una horquilla hasta 1516. Este extenso plazo es habitual en él. Era un hombre perfeccionista.
- ¿Y su importancia?
–En él aplica lo que constituyen sus últimas teorías, como el concepto de «sfumatura», la idea de poner en primer término el personaje con todos los matices y, en un segundo, el resto, en la penumbra y difuminado. Hay un estudio que le preocupa: el constraste de la luz y la sombra. Es un tema de sus libros. En sus cuadernos hay infinidad de observaciones sobre la incidencia de luz y sombra en los rostros. También contiene su teoría de la pintura. Defendía que no sólo hay que representar la realidad física, también los estados emocionales de la persona, lo que está pensando. Captar ese estado psíquico es lo que más trabajo le ocupó durante su última etapa.
- ¿Es tan misteriosa?
-Leonardo padece una mitificación de su persona y su obra. La «Gioconda» pertenece al final de su vida y es robada. A partir de ahí se empiezan a elaborar pseudoteorías, a especular sobre la sonrisa o si es un personaje andrógino. Se le ha echado encima una escoria falsamente intelectual contra la que es difícil luchar. En la exposición que hay en El Canal, en Madrid, hay un estudio profesional y se pueden ver las fases de elaboración de la obra.
- ¿Quién era Melzi?
–Un personaje al que tengo simpatía. Es el discípulo que le muestra más fidelidad y el puente que nos permite conservar el patrimonio de Leonardo. Llegó a ser un pintor notable. Estará a su lado hasta la muerte. Leonardo le deja al morir la parte principal de su herencia: sus últimas obras, instrumentos y escritos de trabajo. Este joven vuelve en Milán y hará una labor encomiable. Se leerá los escritos del maestro, seleccionará los textos sobre pintura y los copiará en un manuscrito que está en El Vaticano. Es «El tratado de la pintura» que recoge el pensamiento de Da Vinci y que es una selección de Melzi.
- ¿Alguna anécdota?
–El único retrato verdadero de Leonardo, que está en la colección de Windsor, es un perfil bellísimo que hace el propio Melzi. El cuadro de El Prado tiene un estilo que me recuerda a él.
Elisa Ruiz
Doctora de la Universidad Complutense y comisaria de la muestra de Leonardo en El Canal, en Madrid
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