Historia
Francis Franco se aburre en «La noria» por Jesús Mariñas
Fue un desenlace previsible ante el enfrentamiento entre la siempre polémica y repeinada María Antonia Iglesias y la agresiva causticidad de Pilar Rahola contra el invitado del sábado en «La noria», Francis Franco. Lo dejaron K.O. ante su incapacidad de reacción. Implacables y saltándose el turno de intervención, los periodistas arremetieron contra «el nietísimo», que acudió al programa a defender lo disparatado de querer exhumar al Caudillo del Valle de los Caídos. Una maniobra más con la que distraer al espectador de la reciente debacle socialista, de sus cinco millones de parados y, de igual modo, una pretensión absurda, descabellada y fuera del tiempo y hasta de la Historia. Fieles a sus argumentos inamovibles, Iglesias y Rahola, que ni engañan ni varían sus principios, arremetieron contra el dictador «que coartó la libertad de los españoles durante 40 años».
También de este tema habla Pilar Urbano en su libro de mil páginas sobre «El precio de la Corona», en el que aporta datos inéditos y confirma la implicación de la CIA y Kissinger en el atentado contra Carrero Blanco. Pero volviendo a «La noria», espeluzna la argumentación del dúo enfrentado a un Francis sin espíritu guerrero ni mucha capacidad dialéctica, tan prodigada en otras ocasiones, como en el «Espejo público» de Susanna Griso tres días antes. Allí reconoció la oposición materna a la agresiva propuesta de Jáuregui «en la que el político parece tener tanto empeño». Esto fue lo que aseguró en el programa matinal de Antena 3, algo que no hizo en el espacio de Telecinco, donde Jordi González encontró dificultades para marcar los silencios, el respeto y la contención. Alfonso Rojo e Isabel Durán fueron más peleones y aportaron pruebas y testimonios de los que Francis ni echó mano. Parecía aburrido. No se entiende a qué fue al programa, quizá sabía de antemano que era una batalla perdida, que no merecía la pena esforzarse en discutir.
Sin embargo, Francis aseguró ante Griso que «mi abuelo nuca quiso ser enterrado en el Valle de los Caídos –obra magna del republicano Juan de Ávalos–. Compró un panteón en el cementerio de El Pardo para descansar junto mi abuela. Lo que ahora pretende hacerse es un desbarre sin fundamento», información que repitió ante María Antonia, lo que la alteró bastante. A tal extremo llegó la discusión que en una ocasión, Francis se refirió a la periodista como «comisaria política».
Esa noche, incluso Isabel Durán y Alfonso Rojo tuvieron dificultades para acallar a Iglesias, que parecía una renacida Pasionaria. Las argumentaciones de unos y de otros sirvieron para enmudecer a un señor de Meirás al que le faltó empuje y descender de las alturas a lo largo de su intervención. Mal defensor tuvo Francisco Franco en quien perpetúa su nombre.
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