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Aquel invierno del 73 por César Vidal

La Razón
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Cada vez hay más recuerdos del pasado que contemplo con especial nitidez a la vez que me resulta más complicado recordar los deberes del día presente. Estoy convencido de que se trata de una señal ineludible de que voy para viejo. Uno de esos recuerdos especialmente vividos es el del invierno de 1973. En apenas unas semanas, Siria y Egipto atacaron a Israel y éste necesitó más de seis días para derrotarlos; estalló una crisis energética sin parangón y ETA asesinó al almirante Carrero Blanco. Salvo nombrar para sustituirlo al responsable de seguridad que no había logrado impedir la muerte, el Gobierno de Franco no hizo absolutamente nada para evitar la que se nos venía encima. Andaban todos muy ocupados ya en pensar en la sucesión y en «qué hay de lo mío» como para preocuparse del sufrido pueblo español. El resultado fue un engaño masivo en virtud del cual veíamos en la televisión al resto de Europa adoptando medidas de austeridad –hasta monarcas en bicicleta llegaron a contemplarse– mientras por aquí nadie movía un dedo en esa dirección. En nuestra ignorancia, interpretábamos todo como señal de que mientras que fuera lo pasaban mal, nosotros estábamos mejor que nadie. «Spain» era «different» otra vez. El resultado de aquella rampante incompetencia fue que mientras que en el resto de Europa la crisis duró dos años, en España no había concluido en 1977. Me ha venido todo esto a la cabeza viendo la respuesta de la izquierda y de los nacionalistas a las indispensables medidas de austeridad que está comenzando a acometer el Gobierno de Rajoy. Un dirigente catalanista que está cada vez más enloquecido y es una de las principales causas de la desgracia de España anda gritando que no se puede permitir que compren Cataluña por cuatro euros –¡como si alguien pudiera tener interés en adquirirla con su deuda!– los sindicatos hablan de conquistas sociales cuando, en realidad, sólo pretenden salvar sus cruceros por el Báltico o la colección de relojes de lujo; el PSOE insiste en que no se busque culpables porque todos lo somos y, por supuesto, en que continúe alegremente el gasto; IU plantea un programa de gobierno en Andalucía absolutamente delirante y el PNV amenaza con un nuevo Estatuto vasco que borre el menor residuo de la Administración central. Todo esto después de que, durante años, ZP no hiciera nada contra la crisis salvo subir impuestos y gastar. Quizá no lo saben, pero no están menos seniles que Franco y sus últimos gobiernos a la hora de enfrentar la crisis. No piensan tampoco menos en el futuro del pesebre. La única diferencia es que ahora el agujero es mucho mayor. Lo recuerdo muy bien.