Aragón
Comienza la batalla
«Cada elección hay que diseñarla como una batalla» dice el manual de elecciones del PSOE dirigido a sus candidatos a los que recomienda «repetir y repetir» las cosas porque la gente se olvida muy pronto de todo.
Eso es lo que nos espera para los próximos quince días. Eslóganes machacones y mensajes lanzados como dardos contra el adversario a través de las televisiones. Batallas que cada vez entienden peor los electores. Dice el renombrado politólogo estadounidense Frank Luntz, en el libro que acaba de publicar «La palabra es poder» que en tiempos de crisis ya nada es igual. Hay palabras como «austeridad» que ahora gustan mucho, frente a otras como «carisma» que provocan que el ciudadano se eche la mano a la cartera. En este nuevo vocabulario político ya no hay sitio para el cambio climático o la Alianza de Civilizaciones. Los mensajes han de ser simples, con palabras fáciles y frases breves que ofrezcan algo nuevo. No es de extrañar pues, que esta simplicidad la represente mejor el PP, que no se ha salido del guión de la crisis desde hace tres años.
Por eso, esta vez, el voto puede estar muy decantado y la campaña propiamente dicha ser más irrelevante que en otras ocasiones. Los populares aspiran a reforzarse aún más en sus feudos tradicionales, arrebatar con mayoría absoluta territorios como Castilla-La Mancha, Cantabria y Baleares, y gobernar con apoyos en Aragón y Canarias. A eso se le llamaría vuelco como ha pronosticado el CIS, aunque esta encuesta es de hace un mes y no recoge ni la retirada de Zapatero como candidato en 2012 ni el permiso a los proetarras para presentarse a los próximos comicios municipales. Por eso, si esto fuera así, son varias las conclusiones. En primer lugar que la debacle de los barones sería suya, no de Zapatero. En segundo lugar, quedaría también afectada la marca PSOE. Los ciudadanos habrían asimilado que, si los problemas de los españoles son el paro y la economía, la mejor opción política para resolverlos es el PP. Y en tercer lugar, que los electores se habrían planteado estos comicios como unas primarias de las generales.
Pero hay otras conclusiones. A saber: Rajoy estaría lanzado para auparse a la Moncloa dentro de diez meses, arrebatando no solo los ansiados votos del centro, sino también los más desencantados y pragmáticos del PSOE. El empeño de los socialistas de llevar al PP a la derecha extrema no habría tenido ningún rédito. Más bien al contrario, habría puesto en evidencia la centralidad de Rajoy, incapaz de entrar al trapo de provocación alguna.
De lo que se deduce que el PSOE entrará en una crisis de poder sin precedentes. Nunca los socialistas habían tocado tan poco poder municipal y autonómico como ahora se pronostica, con la perspectiva de perder el gobierno central. De lo que se vislumbra una crisis partidaria que, opinan en el partido, obligará a Rubalcaba y a Chacón a cerrar una candidatura única para 2012, renunciando a las primarias. Con los barones dinamitados y los militantes rebotados, a ver quién es el guapo que se juega el tipo...
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