Alicante

Rosado: «No debemos matar moscas a cañonazos La Administración debe ser ágil»

«Hay que romper ciertas inercias que se dan en el funcionamiento»

Rosado: «No debemos matar moscas a cañonazos. La Administración debe ser ágil»
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Valencia- Es licenciado en Medicina en la Universidad Complutense de Madrid, con especialidad en Medicina Intensiva. Trabajó doce años en la UCI del Hospital de La Vila (Alicante) y en 2007 pasa a ocupar la Secretaría Autonómica de Sanidad y la Gerencia de la Agencia Valenciana de la Salud.

-¿Cómo fue la llamada en la que el presidente Francisco Camps le reclamó como conseller de Sanidad?
-Él quería un Consell con personas que tuvieran conocimiento de las consejerías y también formación previa, y como yo ya era secretario autonómico, pues me vio como uno de los que tenía opciones. En aquella llamada me dijo que era necesaria mucha ilusión en el cargo. Le respondí que yo la tenía, y más en un momento de crisis como el actual.

-¿Cuánto tardo en darle el sí?
-Sólo una pausa en la conversación. Yo ya estaba dedicado a la sanidad valenciana y pensé que no iba a suponer un gran cambio en mi forma de vida. No hice más planteamientos, pero evidentemente sí tuve una sensación extraña.

-¿Habló con su antecesor en el cargo? ¿Le pidió consejo a Manuel Cervera?
-Siempre hemos mantenido una relación magnífica durante cuatro años y hemos intercambiado opiniones, tanto antes como después. Él me ha transmitido un conocimiento muy importante de la sanidad valenciana.

-Dicen de usted que es una buena persona, ¿cuánto le puede durar la bonhomía en un cargo como éste?
-¿Buena persona? ¡Es lo mejor que pueden decir de uno! ¿no? (ríe). En los últimos quince años he pasado por diferentes cargos en la Administración y creo que no he cambiado.

-Pero es que ahora es conseller. Y no es lo mismo.
-No, claro. Ser conseller supone una responsabilidad máxima sobre cinco millones de valencianos que exigen que su sanidad sea de calidad. Estar al final de la cadena de mando te fuerza a darle seriedad a tu trabajo.

-También dicen que es usted un hombre de equipo.
-Utilizando el símil futbolístico, en los equipos, cada uno debe saber lo que tiene que hacer y ser consciente de que no todos pueden marcar goles.

-¿Cuando llegó se encontró los cajones tan llenos de facturas pendientes como dicen algunos?
-No, no. En Sanidad conocemos toda la deuda que existe. La deuda, le recuerdo, es la diferencia entre lo presupuestado y lo que se ha gastado, y nosotros tenemos conocimiento de todo lo que debemos en este momento.

-¿Y cuánto es eso?
-En términos generales, lo mismo que en los últimos años, con la diferencia de que recientemente, tanto el Gobierno central como las comunidades autónomas, tienen dificultades para poder negociar la deuda a nivel de los mercados. Pero la deuda que se está produciendo, ya existía en las Administraciones, lo que ha cambiado ha sido el escenario. Antes los bancos prestaban muy fácilmente, y ahora no.

-¿Y teme que los proveedores sanitarios -que han denunciado el impago de la Generalitat- dejen de suministrar a los hospitales como represalia?
-No. No hay miedo. A día de hoy, tenemos la mayoría de los suministros del año comprados y la mayoría de los proveedores no han planteado el problema del cese de suministro. Pero independientemente de esto, se les va a pagar lo que se les debe. Hay que establecer un diálogo para ver cómo se van a producir estos pagos en la actual situación económica.

-Ha declarado que no habrá recortes en sanidad, ¿hasta cuándo va a poder seguir diciendo eso?
-El recorte, entendido como pérdida de prestación, no se va a producir, y menos en una comunidad autónoma, porque rompería el equilibrio de la sanidad en el Estado. Lo que podemos y debemos hacer es mejorar la gestión de los servicios sanitarios. Hay que romper inercias que se producen en el funcionamiento de las cosas. Estamos convencidos de que cambiando algunos de los funcionamientos previos, alcanzaremos ahorros importantes.

-Dígame cómo se optimizan los recursos en un sistema tan complejo.
-La sanidad debe hacer sentir seguro al ciudadano, aunque no la esté utilizando. Tenemos que dar respuesta al ciudadano-paciente y al ciudadano-financiador. Si somos capaces de lograrlo, cumpliremos nuestro objetivo. Sabemos que para ello debemos cambiar el funcionamiento de la Administración y hacerla más dinámica y moderna. Hemos de dejar de funcionar como a principios del siglo XX para empezar a hacerlo como a principios del XXI, porque da la impresión de que todavía queda mucho que hacer para dar agilidad a la Administración. Además, debemos ser capaces de involucrar a los profesionales de la sanidad y esto pasa por explotar todos los elementos motivadores, no sólo salariales, sino también hacerles partícipes de las decisiones.

-¿Dónde se pierde más dinero?
-En sanidad, como en muchos otros aspectos de la vida, existen muchas formas de llegar al mismo sitio y a veces no lo hacemos del modo más corto. Esta variabilidad es la que hay que rehuir. Debemos evitar matar moscas a cañonazos. Se están haciendo cosas desmesuradas para conseguir algo que podía haberse logrado de un modo más fácil.

-Cataluña ya habla seriamente del copago sanitario en los hospitales públicos, ¿cundirá el ejemplo en la sanidad valenciana?
-No creo en las fórmulas de copago, pues a largo plazo no mejoran la situación de las cuentas públicas. Es muchísimo más eficaz mejorar la gestión. Hay muchas variables que deberían tocarse, lo que hay que hacer es atreverse a hacerlo antes que establecer la carga sobre el ciudadano. Si el paciente supiera del esfuerzo, contribuiría contener el gasto. Concienciar al ciudadano no significa obligarle a pagar.

-En 2008, siendo ya el número dos de la Conselleria de Sanidad renunció por «cuestiones estéticas» a una plaza de Medicina Intensiva que había logrado ante un tribunal para el Hospital General de Alicante. Entonces se le alabó el gesto, ¿se arrepiente?
-En cada momento se toma una decisión y aquélla fue la que tenía que tomar. Y no, no me arrepiento.

-Muchos dan a Mariano Rajoy como ganador en las próximas Elecciones Generales. Si finalmente se da este escenario, ¿qué es lo primero que le va a pedir?
-Él se ha comprometido a que de una vez por todas se nos financie conforme a la población real, a los cinco millones de habitantes. Nosotros lo único que pedimos es ser igual que los demás, ni más, ni menos. Recibir lo que nos corresponde.

-¿Qué tal se lleva con la ministra de Sanidad Leire Pajín?
-La conozco y la relación es cordial. Como tiene que ser, aunque no compartimos la visión ni los objetivos de la sanidad. No obstante, estamos obligados a mantener el diálogo, ya que la prioridad de la política son las necesidades del ciudadano.

-Su antecesor vivió la apertura del nuevo hospital La Fe y asistió a los primeros trasplantes de cara y brazos, ¿de qué le gustaría ser testigo en los próximos cuatro años?
-No soy ambicioso. Si soy capaz de mantener loslogros conseguidos, me daría por satisfecho. Me gustaría ser recordado por ser quien consiguió que la sanidad valenciana mantuviera su calidad.


DE CERCA
–¿Cuál fue el último medicamento que se autorrecetó? ¿algún ansiolítico tras su designación?
–No, no. No tomo ansiolíticos. Estoy tratado de hipertensión y me controlo yo y mi esposa, que también es médico.

-¿Es usted un buen paciente?
–En absoluto. En las pocas ocasiones en las que he tenido que acudir a un médico, le he dicho qué tenía que hacer.

-¿Echa de menos ejercer?
–La medicina es muy bonita, pero me tomo mi dedicación actual como si fuera la misma, pero para más gente.

–Ahora que es conseller, ¿su libro de cabecera es un vademécum o el Estatut?
–Si tuviera que elegir, el Estatut.

–¿Se va a ir de vacaciones o tiene que estudiar para septiembre?
– No sé si tendré vacaciones, pero haré desconexiones periódicas. Por mi salud, y la de los valencianos. De vez en cuando, hay que desconectar.

-¿Qué es lo primero que se llevó a su nuevo despacho?
– Todavía nada, pero supongo que me traeré alguna foto entrañable. Tengo algunas que me hice con Villa, con Casillas o con Di Estéfano.

-Nos ha salido futbolero. Confiese su equipo.
–Como alicantino, soy del Hércules, lo que pasa es que ahora, en Segunda, parece imperdonable. (pausa) También tengo afición por el Valencia y por el Real Madrid.


TOMANDO NOTAS
El reto de «un valenciano total»
Un lápiz y una hoja en blanco le sirven de apoyo durante una entrevista que inicia con cierta timidez. Es humildad, dicen sus colaboradores más cercanos. El que garabatea nació en el 57 en Madrid, pero ha residido casi toda su vida en tierras alicantinas, lo que le lleva a definirse como «un ciudadano valenciano total». Casado y con dos hijos, afirma ser consciente de que «esto es provisional» y, aunque sea un hombre de la casa, se percibe en él un ligero temor ante el reto de dirigir uno de los Departamentos más problemáticos.