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Una marea rojiblanca

El año 2010 va camino de convertirse en el mejor año en la historia reciente del Atlético de Madrid. En mayo conquistaron la Liga Europa, el pasado viernes la Supercopa de Europa y desde anteayer son líderes de la Liga BBVA. Las calles de una ciudad que todavía se despereza tras el descanso estival fueron testigo ayer de los actos de celebración del segundo título del equipo del Manzanares en menos de cuatro meses.

Una marea rojiblanca
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La catedral de la Almudena fue el primer destino de los campeones en Europa. El triunvirato formado por Antonio López, Simao y Diego Forlán, acompañados por el presidente del club, Enrique Cerezo, ofrecieron la copa a la patrona de Madrid. Los primeros seguidores aguardaban al equipo en los alrededores del templo, aunque la mayoría se habían reunido en torno al edificio de la Real Casa de Correos, sede de la Presidencia de la Comunidad y siguiente parada de la comitiva atlética.

Allí, la presidenta Esperanza Aguirre dio la bienvenida a toda la expedición del club y obsequió al presidente Enrique Cerezo con una placa conmemorativa; una camiseta del Atlético de Madrid fue el regalo que Cerezo dio a la presidenta, que tuvo palabras de agradecimiento incluso para uno de los ausentes: David de Gea. El portero, al igual que Tiago, Agüero y Domínguez, no acudieron a las celebraciones por encontrarse concentrados con sus respectivas selecciones nacionales.

El alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, también fue obsequiado con una camiseta en el acto de celebración en el Ayuntamiento. No sin algunas dudas previas, acabó vistiéndola y aclaró que «era la primera vez que se ponía una». Según el propio alcalde dijo, Neptuno esperaba la Supercopa. Y en la tradicional fuente concluyó la fiesta y comenzó un nuevo sueño para el Atlético: la Liga de Campeones.