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Hombrados es infinito
«Gracias, "J"por el partido de hoy y por todo lo que has dado a este club», aseguraba Talant Dujshebaev en Teledeporte. «J» es José Javier Hombrados, el portero del Atlético de Madrid, capaz de seguir dando lecciones cuando le falta apenas un mes para cumplir 40 años. Más de la mitad de ellos los ha vivido en la élite del balonmano, y allí sigue. Las intervenciones de Hombrados en la segunda parte sirvieron para que los madrileños ganaran la Copa del Rey; para desequilibrar un partido igualado entre dos equipos que parecen vivir un duelo eterno. El Barcelona Intersport y el Atlético de Madrid (antes el Ciudad Real) se juegan entre ellos todos los títulos, en España y muchas veces también en Europa, como en la pasada final de la Liga de Campeones. En aquella ocasión, el factor decisivo fue un portero: Saric, el meta azulgrana. Lo mismo pasó ayer, pero en la otra dirección. Hombrados decidió que la Copa fuera a manos de los rojiblancos, que volvían a la competición 20 años después...
... Y 20 años atrás también estaba allí Hombrados. El Atlético había jugado la Copa por última vez en 1992. Cayó en semifinales y el portero madrileño pertenecía al club, como joven aprendiz del sueco Svensson. La última final fue un año antes y «J» era un juvenil todavía no asentado en el primer equipo. Después de todo eso, el Atlético dejó de tener sección de balonmano y Hombrados fue haciendo carrera en algunos de los mejores clubes nacionales: Cantabria, Teucro, Ademar, Portland y Ciudad Real, que desde el año pasado, empujado por la crisis, se vino a Madrid para ser el Atlético. En todos esos años se ha colgado seis medallas con la Selección (oro y bronce mundial, dos platas europeas y dos bronces olímpicos) y con todos esos equipos ha acumulado hasta 35 títulos. Lo ha ganado todo. El último, ayer, y además con un papel protagonista. Porque, quisiera o no, Hombrados tenía que jugar todos los minutos. La lesión de su compañero en la portería, Sterbik, le obligaba a ello. Sólo al final, con el marcador resuelto, el juvenil Antonio García salió unos minutos para tener su momento de gloria.
Tras ver la primera parte del encuentro de ayer en Torrevieja, pocos apostaban por el Atlético. El Barcelona fue mejor e iba dando hachazos. Siempre mandó en el marcador y llegó a tener hasta cuatro goles de ventaja (8-12, min 20), que su rival logró reducir a duras penas. El Atlético parecía estar con la lengua fuera, esperando la puntilla, aunque sólo llegara con un tanto de desventaja al descanso (14-15). Había resistido a Rutenka o Raúl Entrerríos, el mejor de los suyos durante toda la tarde, y en la segunda parte le tocaba contraatacar, literalmente. «Hombrados nos permitió con sus paradas acabar de ajustar la defensa y salir a la contra», analizó Dujshebaev. «J» acabó con 16 paradas, varias de ellas condensadas en apenas ocho minutos, del 37 al 45, que permitieron despegar al Atlético de Madrid (26-21) y tomar una renta que mantendría e incluso aumentaría hasta el final.
Fiesta de goles
Porque la segunda mitad fue una fiesta rojiblanca: Kallman en los contragolpes tras robo, Lazarov y Markussen con sus tiros o Julen Aginagalde con su trabajo y sus tantos desde el pivote. El Atlético siempre encontraba un hueco en la defensa azulgrana. Iban a gol por ataque. «Han tenido una eficacia casi del ciento por ciento y eso ha sido definitivo», se lamentaba el técnico del Barça, Xavi Pascual, que renococe que su equipo no está en el mejor momento. Tendrá que levantarse, porque a Barcelona y Atlético les quedan unas cuantas batallas esta temporada. En todas ellas estará el infinito Hombrados.
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