Bruselas
El año negro de ZP
Estamos a punto de despedir un auténtico año negro para el Gobierno, para Rodríguez Zapatero y para el Partido Socialista. Doce meses en los que hemos visto como un Ejecutivo es capaz de mutar, de mentir, de cambiar la realidad y de fabricar un mundo virtual que nos ha hecho mucho daño a los españoles.
Echamos la vista atrás y ha sido el año del ridículo internacional, del gran bofetón económico, del hundimiento de la baraka de Zapatero, de la vuelta a la realidad dura de un Gobierno desgastado por la crisis, vapuleado por sus errores e incapaz de buscar salidas a una situación de final de ciclo. Esta descripción de la realidad es también el resultado de un año convulso como pocos en la democracia española. Doce meses de errores y más errores.
Quedan atrás los brotes verdes que nunca existieron, la economía española que decía estar en la Champions League, la amenaza de la intervención, el entierro de la Alianza de Civilizaciones de la que nunca más se supo, el tristemente famoso «Plan E» que fue un remiendo lánguido para la creación de un empleo temporal, el fracaso de la Ley Sinde, la sentencia sobre la reforma del Estatuto de Cataluña, las advertencias de Bruselas y de distintos gobiernos europeos para que Zapatero ejecutara las reformas estructurales necesarias, la huelga general que ni fue huelga, ni fue general, la crisis de Gobierno que ha llevado a Pérez Rubalcaba a tomar el control absoluto de la situación, la desaparición de la vida política –de primera fila– de quien ha sido el alma del Gobierno durante muchos años como es la vicepresidenta De la Vega; en fin, tantas y tantas cosas que nos dejan en definitiva un presidente del Gobierno noqueado sin orden, ni concierto y que tiene a su partido en ascuas por mantener abierta de par en par la posibilidad de presentarse o no a las próximas elecciones generales.
Se cierra un año horrible para Zapatero y para los suyos. Ha sido un desplome brutal en las encuestas; imprevisible entre los más pesimistas y que a día de hoy no tiene fácil salida. Los socialistas están desconcertados. Zapatero no sabe por donde salir y por lo tanto no existe una estrategia clara. Viven ahogados con la esperanza de que la crisis económica comience a remitir, tienen la confianza de que Zapatero recupere –al menos en apariencia– la frescura de otros tiempos, pero por encima de todo esperan que las elecciones autonómicas y locales del mes de mayo no sean tan funestas como indican las encuestas. Todo es, en resumen, pura ensoñación. Todo es pura especulación más ilusoria que otra cosa. La realidad es tozuda y la realidad coloca al PSOE al borde del abismo.
Los socialistas despiden un año bajo mínimos, sin ilusión y sin esperanza. Ven venir el batacazo, pero todavía se agarran a la ilusión del primerizo. Pero en esta ocasión, no hay margen ni para el milagro político.
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