Guadalajara

Mártires de Paracuellos a los altares

El Papa aprueba la beatificación de 22 religiosos oblatos y un seglar que fueron asesinados durante las persecuciones religiosas de la Guerra Civil española

Los milicianos asaltaron el convento de Pozuelo y quemaron cuadros religiosos, crucifijos y rosarios
Los milicianos asaltaron el convento de Pozuelo y quemaron cuadros religiosos, crucifijos y rosarioslarazon

MADRID- Benedicto XVI aprobó ayer el decreto de beatificación de 22 sacerdotes de la Congregación de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Pozuelo de Alarcón, y de un exconcejal de esa misma localidad madrileña.

Los Misioneros Oblatos se habían establecido en el barrio de la Estación de Pozuelo en 1929. Ejercían su ministerio, en calidad de capellanes, en tres comunidades de religiosas. Colaboraban pastoralmente también en las parroquias del entorno, administrando sacramentos y con predicaciones y catequesis. Resultaba irritante y provocador para los marxistas que los religiosos fueran por la calle en sotana y con su cruz muy visible a la cintura.

Por lo que los religiosos extremaron las medidas de prudencia y serenidad, tomando el compromiso de no responder a ningún insulto provocador. Y, por supuesto, ningún religioso se mezcló con actividades políticas ni siquiera de forma ocasional.

El 22 de julio de 1936 un nutrido contingente de milicianos republicanos, armados con escopetas y pistolas, asaltaba el convento. Acto seguido procedieron al registro minucioso de la casa en busca de armas. Lo único que hallaron fueron cuadros religiosos, imágenes, crucifijos, rosarios y ornamentos sagrados. Desde los pisos superiores, todo eso fue arrojado por el hueco de la escalera a la planta baja para destruirlo con el fuego en medio de la calle. Los Oblatos fueron hechos prisioneros en su propia casa, concentrándolos en el comedor, en el convento también se encontraba el exconcejal de Pozuelo.

Horas más tarde eran puestos en libertad por intercesión del alcalde. El Superior Provincial Esteban Lacal decidió entonces que sus compañeros debían dispersarse en pequeños grupos para buscar refugio en casas particulares. Pero en el mes de octubre fueron buscados y detenidos nuevamente. Sin acusación, juicio, ni defensa fueron fusilados en tandas, en Paracuellos del Jarama, mientras el resto de los religiosos dedicaban sus horas de espera a rezar y a prepararse para morir.

La mayoría de los futuros beatos no superaba los cuarenta años de edad lo que no fue un impedimento para demostrar una fuerza sobrenatural en sus últimos momentos de vida. Según un testigo, cuando se encontraban colocados para ser fusilados, uno de los sacerdotes pidió a las milicias que le dejara despedirse de sus compañeros y poder darles la absolución, al terminar de hacerlo, levantó la voz y en nombre de todos sus compañeros, perdonaba «de corazón» a sus verdugos.

El decreto aprobado por el Papa recoge explícitamente que los futuros beatos fueron martirizados «por odio a la fe durante las persecuciones religiosas en España». Estos 23 mártires de la Guerra Civil se suman de esta forma a los 977 que ya han subido a los altares, once de ellos canonizados.

Las primeras beatificaciones de mártires de las persecuciones religiosas de los años 30 se realizaron en marzo de 1987, cuando fueron beatificadas, por Juan Pablo II, tres carmelitas descalzas asesinadas en julio de 1936, en Guadalajara.

La fecha de la ceremonia de beatificación de los religiosos oblatos y del exconcejal se conocerá en las próximas fechas y tendrá lugar, presumiblemente, en la catedral de Madrid.


El ángel de los enfermos:
- El Papa también ha confirmado la beatificación de la monja española María Catalina Irigoyen Echegaray (1848-1918), nacida en Pamplona y perteneciente a la Congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos. Catalina dedicó su vida al servicio de los enfermos, acudiendo a sus domicilios para acompañarlos en su sufrimiento. Una curación milagrosa en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) la llevará a los altares.