Barcelona

El lujo crece en Barcelona

Ya no hace falta hipotecarse hasta la médula para sentirse un privilegiado vecino del paseo de Gràcia. Desde hace unos meses, turistas, altos directivos y empresarios que desean la comodidad de estar como en casa sin renunciar a todos los servicios de un alojamiento de lujo, disponen de una privilegiada finca en el número 69 de la milla de oro barcelonesa.

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Residence, una iniciativa impulsada por el grupo Majestic, cuenta con 28 apartamentos para cortas y largas estancias en pisos de alto standing que oscilan entre los 80 y los 250 metros cuadrados. Diseño, lujo y confort en el corazón de la ciudad para adaptarse a las nuevas fórmulas en el turismo.

«En junio de 2010 se presentó la oportunidad de comprar el edificio y decidimos aventurarnos. Barcelona es una ciudad en constante cambio y los apartamentos turísticos cada vez tienen más demanda», explica Gemma Ravasi, directora del Hotel Majestic y jefa de Operaciones de Majestic Hotel Group.

Confort y privacidad
¿El resultado? Desde 189 euros al día se puede disfrutar de viviendas para todo tipo de clientes –los apartamentos varían entre una y cuatro habitaciones– con todas las comodidades de un piso de diseño –lo firma Isabel Planas, interiorista de Majestic– y vistas inmejorables a La Pedrera de Gaudí. «El turismo es cada vez más experto y con las nuevas tecnologías el cliente dispone de mayores herramientas para poder confeccionar su viaje a medida. Hoy en día el cliente busca confort y privacidad sin renunciar a los servicios que ofrece un buen hotel», apunta Ravasi.

Con el dogma de «renovarse o morir», la directora apunta que la avanzadilla del sector hotelero catalán no es infundada. «Los hoteles de lujo de Barcelona, desde los Juegos Olímpicos, han apostado por una arquitectura vanguardista que fuera innovadora apoyándose en una gastronomía reconocida a nivel internacional y por un continuo deseo de superación».

Sólo hay que echar una ojeada a su agenda de actividades, ahora que llega el buen tiempo, para certificar sus palabras. La terraza de la décima planta del Majestic se convierte a partir de las 20.00 horas en un cocktail bar por el que seguro pasaría el televisivo Don Draper. Y para disfrutar del «neoclasicismo» culinario, Fermin Puig sigue deleitando desde la cocina del Drolma, restaurante del Majestic. 

El grupo apuesta por dar valor añadido en todos sus hoteles. En el Murmuri barcelonés oferta tapas por cada copa con la que obsequia el bar marfil cada miércoles, todo en clave asiática-mediterránea. Y en el parisino Hotel Montalembert, un establecimiento en el corazón de Saint Germain, ofrece a sus usuarios una gran proximidad a las galerías de arte y a los anticuarios.