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Ganar a cualquier precio por Marta Robles

La Razón
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Las campeonas de natación sincronizada no viven su mejor momento. Estas sirenas de agua dulce, que incluso se deshicieron de sus melenas en un alarde de «todo por el deporte», han disfrutado poco tiempo de su merecido triunfo de mujeres mitad pez, de plateadas escamas. La alargada sombra de su entrenadora, Anna Tarrés, está oscureciendo notablemente sus éxitos. Mientras la catalana, de indiscutible palmarés, ha anunciado que demandará al presidente de la Federación de Natación, por despedirla, resuenan las denuncias de quince nadadoras recogidas en su carta conjunta: «Esta medalla no la mereces, no has hecho nada para conseguirla, es para mi hija que le hace mucha ilusión»; «no vengas a hacerte la estrecha, si te has follado a todo lo que se mueve»; «trágate el vómito, que aún te queda hora y media, y si no vete y no vuelvas» o «gorda, vete al psicólogo», son algunas de las perlas que se le adjudican.
La ayudante de la propia Anna ha salido en su defensa y la capitana del equipo español, al igual que Gemma Mengual, han asegurado que ésa no es su experiencia personal. Sin embargo, una se pregunta: ¿por qué se juntarían quince deportistas de diversas edades y distintos lugares de España para contar momentos tan sombríos, si no fueran ciertos? Habrá que esperar el resultado de las pertinentes investigaciones, pero entre tanto cabe la reflexión de si todo vale con tal de ganar y de hasta dónde debe aguantar un deportista de élite a su entrenador. Está claro que las palabras del barón de Coubertin, «lo importante es participar», son pura utopía y que todos queremos ganar. Lo esencial es saber si queremos hacerlo a cualquier precio.