Bruselas

Volar a cuerpo de ministro

El Falcon 900 es un avión de lujo: asientos de cuero para 12 personas, cocina, baño y buen catering n El minuto de vuelo sale a más de 83 euros

PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICO
PULSE EN «DOCUMENTO» PARA DESPLEGAR EL GRÁFICOlarazon

MADRID-El común de los mortales acostumbra a volar embutido en el asiento de una aerolínea de bajo coste, sin apenas espacio para separar los brazos del costado y con la espalda dispuesta al sablazo si se le ocurre pedir algo de beber. Los más afortunados aspirarán a un sitio en «bussiness» y a poder estirar las piernas sin destrozarse la espinilla. Y sólo los muy privilegiados pueden volar en un Falcon 900, sin facturación, sin esperas y con toda comodidad. Y esos solamente son los miembros del Gobierno y Cristiano Ronaldo.Ese privilegio es muy apetecible y la polémica sobre el uso de los lujosos aviones que pertenecen al Ejército del Aire es recurrente. Oficialmente la inauguró Alfonso Guerra en 1988 cuando, atrapado en un atasco en la frontera con Portugal, llamó para que un avión de este tipo, en este caso un Mystere, le rescatara en la localidad lusa de Faro. La urgencia respondía a que en Sevilla había una corrida de toros de gran interés para el entonces vicepresidente. La polémica volvió con las elecciones europeas de 2009. El presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, recorrió más de 3.000 kilómetros a bordo de uno de estos aparatos, pero no para acudir a actos como jefe del Ejecutivo, sino para participar en mítines de partido. Y retorna ahora por los tres ministros que fueron al mismo sitio, Bruselas, en tres Falcon distintos con sólo media hora de diferencia. Pero, ¿cómo es uno de estos aviones que tanta polémica generan? Lo primero que hay que subrayar es que no tienen ningún tipo de medidas de seguridad, cuestión a la que apela el Gobierno cada vez que se le critica para justificar su uso indiscriminado. La mayoría de los aviones militares tienen dos tipos de contramedidas: la primera, las bengalas, que se disparan para distraer a los misiles que fijan su objetivo por el calor; y la segunda, los «chaff», miles de cristalitos de plata que evitan que los misiles guiados por medio de láser fijen el objetivo. Pero el Falcon 900, del que el 45 grupo del Ejército del Aire tiene cinco unidades, no es como la mayoría de los aviones militares. Sus poco más de 20 metros de longitud acogen el aparato más cómodo para volar de los que tiene la Fuerza Aérea Española. Los cinco escalones de la escalerilla de entrada dan paso a un espacio lleno de detalles. Tras un primer cuartito para el catering que nos encontramos de frente, con una pequeña cocina, el primer espacio del aparato presenta cuatro sillones de cuero individuales, frente a frente, a ambos lados del pasillo y con sendas mesillas de madera en medio, para trabajar o disfrutar de las magníficas comidas que sirven a bordo. Cada asiento cuenta con una televisión para cada uno y un cuadro de mandos para cambiar de canal o alternar entre el entretenimiento audiovisual o la música mientras dura el vuelo, que a 927 kilómetros por hora se hace más llevadero. Inmediatamente otro espacio similar cuenta con cuatro asientos, también de cuero, en el lado derecho del pasillo (mirando hacia el fondo del avión). En medio, una mesa más grande permite un mayor espacio para el trabajo o para el ocio. A la izquierda, unos armarios bajos. El fondo del avión es el que habitualmente ocupan los asesores o ayudantes de los ministros. Dos sillones individuales más de cuero con una mesa en medio y un sofá de tres plazas en la pared izquierda completan las plazas de la aeronave. Este último puede convertirse en cama. Y ya pegado a la cola, un pequeño cuarto de baño con todos los detalles cierra el espacio habitable. Todo acompañado de una comida excelente y con un coste que ronda los 5.000 euros la hora de vuelo, sin gastos de personal.

Selección de pilotosEl avión, aunque no tiene posibilidad de repostar en vuelo, tiene una autonomía de ocho horas de vuelo, lo que le permite tranquilamente cruzar «el charco», al menos hasta Estados Unidos. Eso, con un techo máximo de 11.885 metros y una notable suavidad en despegue y aterrizaje, favorecida también por la destreza de unos pilotos que son elegidos específicamente para el transporte de las personalidades.

La Reina da ejemploSu Majestad la Reina suele sorprender a muchos viajeros cuando éstos se suben a un avión comercial y se la encuentran allí sentada. Y es que Doña Sofía no tiene reparos en coger un avión «normal» para desplazarse a Londres, como hizo el año pasado desde Santander, tras el día de las Fuerzas Armadas, o para ir a Granada con toda naturalidad. Su familia tampoco hace ascos al AVE.