Estados Unidos

Sin cárcel para el informático de «Vatileaks»

Condenado a cuatro meses por obstrucción a la Justicia, no irá a prisión porque la sentencia queda suspendida cinco años

El Santo Padre, ayer, tras recibir a varios miles de peregrinos en una audiencia en el Aula Pablo VI
El Santo Padre, ayer, tras recibir a varios miles de peregrinos en una audiencia en el Aula Pablo VIlarazon

CIUDAD DEL VATICANO - Claudio Sciarpelletti, el informático del Vaticano acusado de haber encubierto a Paolo Gabriele, el ex mayordomo del Papa, en el robo y la filtración de documentos confidenciales de Benedicto XVI, fue ayer condenado a cuatro meses de cárcel. El Tribunal del Vaticano le consideró culpable de haber obstaculizado las investigaciones, pero le rebajó la pena a dos meses de reclusión por la existencia de atenuantes: su falta de antecedentes penales y los servicios prestados durante los veinte años que ha trabajado en la administración de la Santa Sede. Sciarpelletti no irá de momento a prisión porque la condena queda suspendida durante cinco años, aunque le toca pagar las costas del proceso judicial. Su abogado, Gianluca Benedetti, anunció que apelará la decisión de los jueces vaticanos.
La sentencia, leída por el presidente del Tribunal, Giuseppe Dalla Torre, es la misma que había solicitado el fiscal, Nicola Picardi. Benedetti, por su parte, había pedido la absolución al considerar que «era irrelevante» el contenido del sobre hallado en el despacho de Sciarpelletti. Las tres explicaciones diferentes dadas por el imputado sobre quién le entregó aquel sobre, en el que había escrito con su letra «Para Paolo Gabriele», le han supuesto la condena. Aquellos documentos aparecieron en el libro «Sua Santità», de Gianluigi Nuzzi, cuya publicación hizo estallar el «caso Vatileaks».

En un primer interrogatorio, Sciarpelletti dijo que los papeles se los había dado el ex mayordomo del Papa; luego aseguró que había sido monseñor Carlo María Polvani, jefe de la oficina de Información y Documentación de la Secretaría de Estado, quien se los entregó. En un tercer interrogatorio comentó que no se acordaba bien del episodio. En su declaración de ayer ante el Tribunal insistió en esta última tesis y justificó las distintas versiones por la turbación que le supuso su arresto el pasado 25 de mayo.

Además del informático, también declararon ayer, entre otros, Gabriele y Polvani. Este último es sobrino de Carlo Maria Viganò, actual nuncio en Estados Unidos, cuyas cartas de denuncia al Papa sobre la supuesta corrupción en la administración de la Santa Sede están entre los documentos confidenciales publicados en el libro de Nuzzi. El ex mayordomo dijo que había sido él quien le dio a Sciarpelletti los papeles hallados en el sobre y aseguró que ambos eran amigos. Polvani, por su parte, negó solemnemente estar detrás de las filtraciones.

La sentencia de ayer puede suponer el fin del recorrido judicial del «caso Vatileaks». El proceso al informático sólo ha tenido dos audiencias, mientras que el juicio del otro imputado, Gabriele, concluyó el pasado 6 de octubre con la condena a un año y medio de prisión. Se espera que no tarde mucho en llegar el perdón de Benedicto XVI para ambos. Gabriele envió en julio una carta privada al Papa pidiéndole disculpas, a la que el Santo Padre le habría respondido ya regalándole un libro de salmos dedicado y una bendición apostólica como muestra de su perdón personal.

El Vaticano ve «preocupante» la sentencia del matrimonio gay
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, considera «preocupante» la decisión del Tribunal Constitucional de rechazar el recurso contra la ley del matrimonio homosexual y lamentó que en los países occidentales existe una tendencia a «modificar la visión clásica del matrimonio». «En los últimos días se han registrado tres acontecimientos preocupantes en lo que se refiere a la legislación sobre el matrimonio», observó Lombardi en un editorial publicado en la última edición de «Octava Dies», el semanal informativo del Centro Televisivo Vaticano. Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de «conservar una visión de la persona y de las relaciones humanas en la que el reconocimiento público del matrimonio monógamo entre hombre y mujer sea una conquista de la civilización. Si no, ¿por qué no se contempla también la poligamia libremente escogida?».