A la caza de las «lolitas»

PARÍS- Un escandaloso reportaje fotográfico en la revista Vogue hizo sonar las alarmas a finales de 2010. En sus páginas, una colección de niñas, profusamente maquilladas y vestidas como mujeres, posaban ante la cámara en equívocas actitudes, entre la seducción y la provocación más libidinosa. Un fenómeno que aunque todavía sólo es incipiente en Francia ha llevado al Gobierno francés a tomar medidas contra la llamada «hipersexualización» de las menores y los peligros que entraña una moda, por el momento, mucho más extendida en los países anglosajones.

Sin embargo, cada vez son más las niñas utilizadas como reclamos publicitarios al tiempo que proliferan en el mercado prendas y accesorios propios de adolescentes y mujeres adultas en versión «mini». Desde los tangas para niñas a partir de seis años, sujetadores con relleno para las pre-púberes hasta los zapatos con tacón a partir del número 30.

Si los daños psicológicos que puede conllevar son evidentes en el proceso de construcción de la personalidad de un niña, constituye también un «atentado contra los principios de la dignidad de la persona humana y la igualdad entre sexos» alerta el informe presentado ayer sobre la cuestión a la ministra gala de Solidaridad y Cohesión Social, Roselyne Bachelot.

Desde los medios de comunicación al mismo patio de recreo, la hipersexualización infantil supone la «sexualización precoz de expresiones, posturas o códigos vestimentarios» según la responsable del informe, la senadora conservadora Chantal Jouanno que denuncia la transformación de esas niñas en «golosinas sexuales». Aunque algunos expertos, en desacuerdo con las conclusiones del estudio, prefieren utilizar el término «hiperfeminización».

Daños psicológicos
Sobre estas «lolitas» pesan no pocos riesgos. «Hoy el 37% de las niñas de once años confiesa estar a dieta. La intrusión de la sexualidad de manera prematura conlleva daños psicológicos irreversibles en el 80% de los casos según los expertos» explica Jouanno, ex ministra de Deportes de Nicolas Sarkozy, que aboga por la creación de una «carta sobre el menor». Una suerte de tratado donde quede especificado el interés superior del niño en el ámbito educativo y que regule el tratamiento de su imagen en los medios de comunicación. El texto también reclama el compromiso de los actores económicos –como las empresas de prêt-à-porter para que renuncien a determinadas prendas impropias de la edad infantil o reservar el uso del negro para ropa adulta, como sucede ya en Gran Bretaña.

Pero no son éstas las recomendaciones más controvertidas del informe que también propone acabar con los concursos de belleza «mini miss», de inspiración estadounidense; prohibir a las menores de 16 años ser la imagen de una marca comercial o resucitar, a partir de primaria, el uniforme en el colegio. «Puede ser una respuesta contra la competencia entre marcas en la escuela» estima la senadora conservadora, que ve en el fenómeno de la hipersexualización una «regresión femenina».