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El géiser numérico

La Razón
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Llevaban diez minutos de entrevista radiofónica cuando Carlos Herrera le comentó al presidente del Gobierno: «Hay quien dice que el paro ya no puede subir más porque no queda empleo por destruir». Sonriente, replicó Rodríguez Zapatero: «Hay dieciocho millones de personas trabajando, Carlos, más gente que cuando yo llegué al Gobierno». Y añadió: «¿A que le sorprende?». Éste es mi pasaje favorito de la entrevista de ayer. Me puse la grabación tres veces para confirmar que Zapatero presentaba como dato sorprendente lo que no deja de ser una gran pavada. En siete años ha aumentado la población activa, en efecto, hay más gente trabajando y, a la vez, hay más parados que nunca, ¿a quién puede sorprender? Enhorabuena por entender qué significa un porcentaje. Este presidente agarra el censo y nos descubre un océano que ya estaba. En su favor constato que atesora una pericia estimable en el juego dialéctico de andar mezclando datos absolutos con datos relativos y cantidades con tasas. Se ha convertido en un géiser numérico, un experto en inundar sus entrevistas de porcentajes ciertos pero parciales que él interpreta interesadamente como si su lectura fuera la única posible. No me sorprende su aptitud para memorizar cifras con las que adornar verbos y sustantivos, un número aquí, otro allá, para darle consistencia al parlamento; sí me sorprende, a estas alturas, su empeño en reivindicarse a sí mismo en comparación con el gobierno que le precedió. Cada respuesta es una justificación de su gestión, como si cada pregunta fuera un suspenso. Siete años después, aún late en su discurso, a la defensiva, la fijación por hacerse bueno contrastando sus números con los que heredó. Las pensiones están hoy congeladas, pero son más altas que con Aznar. Los parados son el veinte por ciento, pero están más protegidos que con Aznar. En realidad, Zapatero no ha competido nunca con Rajoy, sigue compitiendo ¡con Aznar!, con el recuerdo que de ambos quedará en la Historia. Agotar la legislatura forma parte de ese empeño en no quedar por detrás. Anticipar las elecciones sería aguantar menos que su predecesor en el cargo. Cuando Herrera le preguntó si volverá a presentarse en 2012 le salió al presidente su vena más engolada. «La democracia es tiempo y formas», dijo, «cuando llegue el tiempo y la forma ya diré lo que tenga que decir». A ver, no existe ninguna regla democrática que fije el momento y la forma en que un presidente ha de resolver su futuro. No es preciso envolver en presuntas esencias democráticas lo que es puro cálculo político. Las encuestas señalan que el PP le saca hoy dieciocho puntos al PSOE, pero ya dice Zapatero que «esto no es lo que parece», las encuestas se equivocan, sólo él maneja las claves. Queda simpático que desdeñe con tanto aplomo los sondeos el mismo secretario general que intentó expulsar de la carrera a Tomás Gómez con la demoscopia como único argumento. Lo que vale para ti no vale para mí, ¿a que le sorprende?