África

Disturbios

Ben Ali renuncia a la reelección para frenar las revueltas

El dictador tunecino no se presentará en 2014 y ordena una bajada del precio de los alimentos 

El presidente tunecino Ben Alí
El presidente tunecino Ben Alílarazon

El presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Ali, no aguantó más la presión de la calle y anunció ayer que no acudirá a la reelección en 2014. El mandatario tunecino puso fin a más de dos décadas en el poder y trata con esta iniciativa de calmar las iras de sus conciudadanos y tranquilizar a los países extranjeros. En un mensaje televisado, Ben Ali anunció, también, la bajada del precio de los alimentos, que originó las revueltas.

El presidente había perdido hacía tiempo el pulso con la sociedad civil. El toque de queda impuesto el miércoles en la capital tunecina y en las zonas periféricas de Ben Arous, Ariana y la Manouba no impidió que anoche cientos de estudiantes se manifestaran tanto en los barrios más prósperos de Túnez como en los deprimidos suburbios.

Cansados de lo que califican como una «dictadura mafiosa» del presidente, los tunecinos quisieron desafiarle y saltarse la medida de emergencia que prohibía salir a la calle desde las ocho de la noche hasta las seis de la mañana. Frente a esta situación, el Gobierno de Ben Ali adelantó el inicio del toque de queda a las seis de la tarde.

La medida de urgencia no consiguió imponer el orden y ayer continuó el goteo de muertos. Se contabilizó el primero en la capital, mientras dos jóvenes perdieron la vida en la ciudad de Sliman. Los fallecidos permiten realizar un perfil general de los manifestantes. Mejdi Nasri, de 25 años, murió en el barrio de Ettadamen de un tiro en la cabeza, según contaron dos testigos y el propio primo de Nasri a la agencia Reuters. En la localidad de Douz, Hatem Ben Taher, un profesor universitario de 38 años, falleció durante los disturbios. En Tela Wadji Saihi, de 23 años y sordo de nacimiento, no «pudo oír la orden de dispersarse que se proclamó», por lo que fue disparado por la Policía, según denunció su hermano a la agencia Efe.

La cifra oficial continuaba ayer en 23 muertos, mientras que distintas organizaciones de derechos humanos estiman que podría superar los sesenta.

La orden de desplegar a las Fuerzas Armadas por la capital, sin precedentes en el hasta el mes pasado uno de los países más tranquilos del Norte de África, tampoco obtuvo los efectos deseados. No obstante, y aunque resulte paradójico, los tunecinos preferían a los soldados en las calles. En Twitter, red social donde han circulado las fotografías de las protestas y se informa a los manifestantes del lugar donde se realizan, la opinión generalizada de los locales era la de que se preferiría la presencia del Ejército a la de la Policía. «Los agentes tienen el gatillo más fácil», e incluso algunos pedían a los soldados insumisión, querían que defendieran a la población civil y no a la clase dirigente.

Las motivaciones de las protestas han variado. La tasa de desempleo y el aumento del precio de los alimentos capitalizaron las primeras manifestaciones. La quema a lo bonzo de un licenciado reconvertido en vendedor ambulante después de que unos policías destrozaran su puesto encendió la mecha. El joven de Sidi Bouzid que murió el 4 de enero se ha convertido en un símbolo de la revuelta social. Pero el descontento ciudadano trascendió de lo económico a lo político. Ayer, entre 7.000 y 10.000 personas se manifestaron por Sidi Bouzid bajo el grito: «Libertad de expresión, libertad de reunión». Para hoy está convocada una huelga en la capital.


2 jóvenes muertos por disparos
- Eran parte de un grupo que atacó una comisaria. La Policía abrió fuego ayer en la localidad de Sliman para dispersarlos.
23 fallecidos, según el Gobierno
- La cifra oficial no incluiría a seis muertos más, que se produjeron en varios choques en distintas ciudades del país.
66 víctimas de la represión
- Las organizaciones humanitarias elevan a más del doble el número de fallecidos durante los disturbios.