Marbella
justicia incompresible
No digo que sea injusta y que no se haya cumplido la Ley, pero algo no concuerda cuando la muerte de Daniel Oliver se salda con tres años de prisión y una multa de 130.000 euros. El autor del «homicidio por imprudencia grave» se encontraba maltratando a una mujer y a Daniel se le ocurrió, como persona de bien, mediar para defenderla. Un puñetazo, una caída y a la tumba. ¿Por qué se supone que el autor no tenía intencionalidad, si estaba protagonizando ya un hecho violento?.
Con el argumento de que el condenado sufría un «trastorno adaptativo que pudo favorecer su comportamiento violento», se salva de agravantes y, en mi opinión, de la cruda realidad.
Si la Justicia debe ser proporcionada, tengo la sensación de que en este caso brilla por su ausencia. Por no hablar del análisis comparativo inevitable, como al hostelero de Marbella que, por desafiar la Ley antitabaco, le cierran el negocio, envían al paro a unos cuantas familias y le imponen 145.000 euros de multa, 15.000 más que al autor del «homicidio por imprudencia grave». Me cuesta entenderlo.
Ojalá no haya que lamentar más tragedias cuando el susodicho salga de la cárcel en un plis-plas. Así es la vida.
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