Grecia
Tres muertos en el infierno griego
Una de las víctimas, que fallecieron asfixiadas en un incendio, estaba embarazada. Los manifestantes asaltaron sucursales bancarias, edificios públicos y coches de lujo
Atenas- El plan de salvamento de la economía griega, que prevé ahorrar 30.000 millones de euros al Estado gracias a la subida de impuestos y al recorte del gasto público, ya tiene sus tres primeros mártires. Se trata de dos mujeres –una de ellas embarazada de cuatro meses– y un hombre, que murieron ayer asfixiados después de que unos manifestantes atacaran con artefactos inflamables una oficina del banco Marfin Egnatia situada en una céntrica avenida de Atenas.La sucursal se convirtió en el punto más caliente de la jornada de huelga general, convocada por los sindicatos como protesta contra las medidas planteadas por el Gobierno del socialista Yorgos Papandréu para salvar de la bancarrota la economía helena. La oficina del Marfin Egnatia fue arrasada por las llamas, por lo que algunos de sus empleados se refugiaron en la planta superior del edificio, lugar donde fueron encontrados los tres cuerpos sin vida. También resultó herida de gravedad otra persona, que fue hospitalizada.Varios de los trabajadores del banco tuvieron que ser rescatados por los bomberos, que se jugaron la vida para salvarlos mientras en la calle la protesta continuaba. Durante un buen rato, en el entorno de la sucursal atacada el caos fue casi absoluto, como pudo comprobar LA RAZÓN. Los manifestantes seguían con sus consignas antisistema y contra el plan de ajuste del Gobierno en medio de la densa humareda que salía del edificio, del que iban saliendo los empleados salvados por los bomberos con el rostro lleno de angustia, lágrimas y hollín. Sin explicarse cómo la tensión que Grecia vive en estos últimos meses se había llevado por delante a tres de sus compañeros y a punto había estado de costarles la vida, los trabajadores rescatados pasaban en un momento del infierno del edificio a la tragedia de las calles. Desorientados y observados con pena y curiosidad por los manifestantes y policías, se abrazaban, gritaban desesperados y corrían luego al bar que, abierto a toda prisa, les dejaba lavarse las manos y la cara tiznadas con el incendio.Con el paso de las horas, las fuerzas de seguridad blindaron la zona de la oficina atacada. Excitados por la muerte, el humo y los gases lacrimógenos lanzados por los antidisturbios, un gran número de manifestantes se concentró frente al funesto banco una vez terminada la marcha de protesta. Anarquistas, sindicalistas y ciudadanos de a pie contrarios al plan del Gobierno se enzarzaron allí en acaloradas discusiones sobre las terribles consecuencias provocadas por los ataques a los bancos, que junto a los edificios públicos, coches de lujo y contenedores fueron el objetivo principal de los radicales. Aunque las tres muertes sorprendieron a todos, los 25.000 congregados en la manifestación de Atenas según la Policía, –100.000, de acuerdo a los organizadores– sabían que la tensión iba a estallar fácilmente. «Cuando te suben los impuestos, te bajan el sueldo y te quitan el futuro es normal que la gente se enfade y estalle por algún sitio» contaba Mijalis, un conductor del metro de la capital que, como la mayoría de sus colegas del transporte público heleno, ayer hizo huelga, lo que bloqueó el país. Pasada ya la parte más caliente de la protesta, los griegos afrontan ahora con tristeza la dura realidad que tienen por delante, marcada por más impuestos, salarios más bajos, recortes sociales y despidos más fáciles. «Es terrible. Grecia ha sido siempre un país muy alegre, de gente que ríe, sale mucho a la calle y disfruta del sol y del aire libre. Vivíamos como vosotros, los españoles. Ahora estamos todos tristes y deprimidos», dice Yeyi Panagiotopoúlou, una funcionaria de 35 años que con el nuevo plan del Gobierno pierde sus dos pagas extraordinarias.
A la caza de los bancos- Los bancos, mayores responsables de la crisis junto a los políticos para los griegos, fueron ayer un imán para algunos de los vándalos que participaron en la marcha. Además de la oficina en que murieron tres personas, otras muchas sucursales del centro de Atenas fueron atacadas.
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