Un paseo por las nubes

Madrid- Fue un paseo triunfal, ni una voz más alta que la otra; la asamblea de socios compromisarios del Real Madrid más numerosa –más de 1.200 sufragios– y tranquila que recuerda Florentino Pérez, sacó adelante cada uno de los puntos ordinarios –las cuentas– y también los extraordinarios –las nuevas reformas de los estatutos del club–, con menos reparos de los esperados.

Es opinión unánime de los socios que no hay mejor gestor que Florentino Pérez. Sus números vencen y convencen rayando la mayoría plena. «Hemos cerrado el ejercicio 2011-2012 con 514 millones de ingresos, un 7% más que el año anterior, la cifra más alta del mundo en un club deportivo. Eso garantiza que seguiremos siendo los dueños del club. El superávit después de impuestos es de 24 millones, el patrimonio neto se ha incrementado también en 24 millones y la deuda neta es de 125. El presupuesto de esta temporada es de 517 millones. Los gastos de personal suponen un 46% del total cuando la UEFA establece un tope del 70. Y no es fácil ofrecer estos números en el entorno en que nos movemos». Las cuentas fueron aprobadas con 1.229 votos a favor de 1.238 socios presentes. Ocho se abstuvieron y sólo uno votó en contra. La aceptación del presupuesto no tuvo sufragios contrarios, sí 6 abstenciones, pero 1.233 síes. En la misma dinámica se aprobaron las cuotas sociales para la campaña 2013-2014.

Los puntos extraordinarios del día, la nueva reforma de los estatutos como antesala a las elecciones del próximo verano, o lo que es lo mismo, el endurecimiento de los requisitos para optar a la presidencia del Madrid, también obtuvieron la mayoría de dos tercios necesarios, pese a los 100 votos en contra. De los 1.112 compromisarios presentes en ese momento en la sala, 15 se abstuvieron y 997 votaron a favor. Gracias al amplio beneplácito de los compromisarios, el aspirante a la presidencia del Madrid tiene que tener más de 20 años de antigüedad, que sus vicepresidentes tengan más de 15 y el resto de la junta directiva más de 10 y, además, que su patrimonio personal ascienda a más de 80 millones de euros. Se evita, así, la entrada exógena de candidatos, magnates árabes o rusos y «una forma de velar por la transparencia» en las elecciones.