Marcelino se gana el despido (1-2)

Los amarillos han encontrado en Molina a su mejor psicólogo. Tras ganar al Sporting y empatar con el Barça, fueron capaces de ganar al fin a domicilio –no lo hacían desde el 20 de marzo de 2011– para salir del descenso, y lo hicieron en Nervión, donde Marcelino tiene desquiciados a todos. Al de Careñes le pidieron desde la grada la dimisión ante la inacción de un presidente que ve pasar ante sus ojos la peor racha desde que llegó al cargo: siete jornadas sin ganar.

Más preocupantes son las sensaciones. Da igual lo que haga este Sevilla, el caso es que no gana. Ayer, el equipo de Molina se sintió cómodo desde el inicio y el gol de Borja Valero, que parecía jugar con los amigos, fue el fiel reflejo. De la mano de Senna, el Villarreal se adueñó del balón, recordando otros tiempos, y sólo los arreones de Navas hicieron reaccionar a un Sevilla rancio. En uno de esos latigazos, Bruno se metió el balón en propia puerta. En el tramo final, el gol de Camuñas provocó que el Sánchez Pizjuán clamara contra la figura del entrenador. A Marcelino sólo le mantiene la fe ciega de Monchi y Del Nido.