Valencia
Barberá se suma al discurso de Camps y promete «más con menos»
El programa del PP de la ciudad de Valencia se centra en la promoción de la innovación, el turismo y la sostenibilidad.
Valencia- Eligió un barrio, el principal escenario donde se desarrollará su campaña, y a los dos concejales más próximos a ella, Jorge Bellver y Alfonso Grau, para presentar su programa electoral. Rita Barberá desgranó ayer un plan para cuatro años basado en la austeridad, «realista», «concreto», «ambicioso» y «repleto de valores» sin apenas mencionar a la oposición, que «se deshace como un azucarillo». Sólo un par de referencias a los socialistas, cuando habló del Cabanyal para insistir en que sí habrá prolongación de la Avenida Blasco Ibáñez, y para criticar los «denodados esfuerzos» del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero por ponerle palos a las ruedas del Gobierno local.
Sobre la campaña, así como sobre la próxima legislatura, se cierne la sombra de la austeridad y a ella recurrió una y otra vez en su discurso la primera edil. «Hemos dado muestras de que ha sido una gestión transparente, de contención del gasto y voluntad de participación, y además lo hemos hecho en los peores momentos económicos». Dijo que se habían congelado los impuestos -y que seguirían así-, que han frenado la deuda y no han producido déficit y que, además, están pagando a los proveedores, al menos a los pequeños.
Con todo, el mantra financiero para los próximos cuatro años si revalidan resultados- el del «ahorrar, ahorrar y ahorrar»- no conlleva despidos. «No habrá ERE», prometió ante el temor de un reajuste de la plantilla, pero «habrá que seguir apretándose el cinturón» y «eliminar gastos», los corrientes, los de energía y algo en personal, señaló sin ir más allá.
Dejó para el final lo espectacular, los grandes proyectos de los que presume la ciudad y que, más allá del Cabanyal, pasan por el delta verde del PAI del Grao, la Plaza Redonda, el Parque Central, la ampliación del Jardín Botánico -que ha entrado en el programa «in extremis»-, la peatonalización del centro histórico, o el RIVA de Russafa.
Y para reafirmar públicamente esta voluntad de seguir creciendo, recurrió a dos personas muy distintas. La primera, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, con el que compartió la idea de «hacer más con menos». De Fidel Castro tomó prestada su célebre frase de: «Ni un paso atrás. Ni para tomar impulso».
La dársena, ese rentable objeto de deseo
- 44 jardines nuevos (o renovados), 14 instalaciones deportivas, tres centros para mayores, cinco bibliotecas, otras cinco universidades populares y otros tantos colegios infantiles se llevarán a cabo durante el sexto mandato popular en la capital si Barberá repite.
- La dársena del puerto se convertirá en un espacio para tecnología punta. «Yo sé lo que hay que hacer con ella, pero estoy atada de pies y manos», lamentó.
- Convertir el de Valencia en el primer puerto deportivo urbano del Mediterráneo. «Ni Montecarlo, ni Niza, ni Saint Tropez...». La alcaldesa ambiciona una zona con supermercados, tiendas especializadas en el sector náutico, restaurantes, «un lugar donde se puedan reunir los patrones de barcos...».
- Unificará servicios como el de mantenimiento y limpieza de las instalaciones municipales.
Cuestión (o no) de confianza
- Valencia, «como España», no quiere ser «la fábrica de parados» de Europa, así que el empleo centrará buena parte de los esfuerzos de Barberá si sale reelegida. «Si no podemos confiar en el Gobierno, confiemos en nosotros mismos. Nadie nos ha regalado nada», declaró respecto a las dificultades que se ha encontrado para llevar a cabo algunos de sus planes. Confianza, dijo, pero la justa, pues la victoria no está asegurada. «Nadie se puede confiar», advirtió antes de animar al voto a los valencianos. Y eso pese a las encuestas que la dan como ganadora. «Pero no quiero quedarme ahí».
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