España
Por fin un superávit
¡Tenemos remedio! La JMJ lo ha demostrado. España y el mundo tienen una juventud sana, animosa, que se traslada de una punta a la otra del mundo, desde todos los rincones de Europa y España para gritarnos que hay esperanza. Que ellos creen en su futuro. Que ellos esperan en Cristo y que saben que el mundo necesita a Dios.
En los mismos días de la visita papal, las agencias de noticias transmitían el debacle de las bolsas, la amenaza de una nueva crisis global y el descrédito de los gobiernos. Pero al mismo tiempo esas juventudes del mundo que se reunían en Madrid en derredor del Papa gritaban con fuerza su hermandad y su esperanza, que el futuro es de los que en él creen y que esos son los que creen en Dios y confían en Él, no en el Ibex.
¡Por fin un saldo positivo! ¡Por fin un superávit! La JMJ ha triunfado en sus objetivos de esperanza, de hermandad, de solidaridad. Ejemplo de previsión y organización, de la Iglesia en general ,y de la de España y del Cardenal Rouco especialmente: éxito de la convocatoria papal «urbe et orbe»; pujanza de una juventud que cree en sí misma y loables los miles de voluntarios, ejemplares los sacerdotes, y por encima de todo, completas y magistrales las palabras que a todos dirigió Benedicto XVI.
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