Casa Real
Las razones de la Reina por Carmen Enriquez
La razón principal que ha movido a la Reina a la hora de presentar la demanda contra la agencia Ashley Madison es su profundo disgusto por el uso de su imagen en una campaña publicitaria sin contar en absoluto con su consentimiento. Fuentes próximas al Palacio de la Zarzuela han subrayado que a doña Sofía le había molestado «mucho, mucho, mucho» que se manipulara una fotografía suya en la que aparecía abrazando a un joven desde la primera vez que apareció el pasado mes de febrero. A la Reina el anuncio le pareció indigno desde el instante mismo que vio su rostro en la campaña de la empresa canadiense que ofrece la posibilidad de organizar a sus clientes aventuras extramatrimoniales.
Después de sopesar junto con los asesores legales de la Casa de S.M. el Rey todos los pros y contras que puede tener la presentación de una demanda civil en el juzgado, la semana pasada se decidió dar el paso de pedir protección al derecho al honor de doña Sofía.
No se busca, según las fuentes citadas, una condena por la vía penal sino de que se reconozca que es una violación o uso indebido de la imagen de la Reina además de pedir que se pare la campaña de la empresa Ashley Madison y no se siga utilizando su imagen para fines absolutamente reprobables. Esto último está relacionado con el reparto reciente en las calles de Madrid de folletos publicitarios de la empresa de adulterios con la imagen publicada por primera vez a principios de año.
Aunque la demanda se ha presentado de forma particular ante el juzgado de lo civil, en vez de usar la vía oficial a través de la Abogacía del Estado, se ha querido dar un carácter institucional al elegir como representantes legales al decano del Colegio de Abogados y al decano también del Colegio de Procuradores. Una vez en los juzgados, será el magistrado en quien recaiga la demanda el que llame a declarar a las partes, aunque doña Sofía no tendrá que declarar personalmente.
Lo que busca la Reina Doña Sofía no es una compensación económica sino un resarcimiento simbólico por el daño moral que ha sufrido. Una medida que frene a empresas poco escrupulosas a la hora de usar indebidamente la imagen de alguien sin su permiso.
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