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Cuerpos extraños

Director: Steven Soderbergh. Guión: Lem Dobs.Intérpretes: Gina Carano, Michael Fassbender, Antonio Banderas, Ewan MacGregor. USA, 2011. Duración: 93 min. Acción.

Cuerpos extraños
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Parece que, en sus ratos libres, que deben ser pocos, Steven Soderbergh se divierte imaginando películas protagoni- zadas por mujeres en pleno control de sus cuerpos. Si la Sasha Grey de «The Girlfriend Experience» integraba el suyo en el mercado de valores, convirtiéndolo en un activo más en el flujo de compra y venta del capitalismo, en «Indomable» Gina Carano lo utiliza como mecanismo de defensa contra la indignidad del hombre, obcecado, en cualquiera de sus encarnaciones, en matarla. Una actriz porno entonces, una luchadora de artes marciales ahora: cuerpos extraños que se pierden en las texturas del cine, anticuerpos que deconstruyen el discurso del cine-ensayo o del cine de acción puro y duro. «Indomable» parece un experimento juguetón concebido a la sombra de Godard, uno de los ídolos del director de «Che».
En el filme, Soderbergh recupera la tendencia a la abstracción de sus películas digitales para construir una sucesión de peleas y subterfugios que adelgazan la forma y el fondo del género de espionaje hasta dejarlo en los huesos. Todo es superficie, cuanto más reflectante, mejor: por eso la imagen es tan pulida, y por eso Soderbergh parece confiar ciegamente en ella, sin apoyarse apenas en el diálogo para orientarnos (en ese sentido, es especialmente memorable el segmento ambientado en una Barcelona irreconocible, y la lucha entre Carano y Fassbender en un hotel dublinés). Como en «El halcón inglés», primera colaboración entre Soderbergh y el guionista Lem Dobbs, la cinta juega con los tiempos narrativos con una libertad poco menos que excéntrica en el convencional contexto del cine de acción.

Pero la trama no importa: he aquí la agente secreto que molesta a las altas esferas, el chivo expiatorio de una operación poco clara. Lo que sí importa son las palizas rodadas en plano fijo, montadas para golpear al público mientras éste percibe todos los ángulos posibles de una patada o un puñetazo. Soderbergh se entretiene subvirtiendo papeles: considerar a Carano una mujer, dice su jefe y ex amante (Ewan MacGregor), «es un error». Cuando el sexo débil demuestra su músculo, los hombres saben que tienen las de perder.