Toledo
Ferraz frena la sucesión de apoyos a Rubalcaba
La dirección logra revestir el Comité Federal de una pátina de neutralidad para que haya más aspirantes
Hecho: las riendas del PSOE hasta el congreso federal están en manos de Zapatero y el secretario de Organización, Marcelino Iglesias. Hecho: el todavía secretario general no quiere ser acusado otra vez de ungir a Rubalcaba como ocurrió en mayo con la candidatura a la Presidencia del Gobierno. Hecho: el aún número uno de los socialistas desea un cónclave lo más democrático posible y ha dado instrucciones a Iglesias para mantener una escrupulosa neutralidad ante la cita de febrero.
A partir de ahí se pueden deducir varios relatos. El primero, que Zapatero no quiere tomar partido y mucho menos mermar las aspiraciones de ningún candidato. Por eso en las últimas 48 horas, la dirección federal ha trabajado intensamente para frenar que la reunión de la plana mayor del PSOE se convierta en una especie de aclamación a Rubalcaba. Su intención: revestir con una pátina de ecuanimidad el proceso congresual que se convocará esta mañana. No en vano los últimos pronunciamientos públicos de algunos notables, como Chaves, Griñán o Fernández-Vara han sido más ambiguos de lo que lo fueron los primeros días tras las elecciones.
Así desde la calle Ferraz se espera que la cita de hoy, en la que Zapatero y Rubalcaba tomarán la palabra para analizar los resultados electorales, se convierta en un ejercicio de autocrítica coral en la que unos apunten la responsabilidad en una dirección y otros en otra.
Pero si Ferraz ha podido frenar una nueva aclamación a Rubalcaba, lo que no podrá esta vez es acallar las críticas de quienes creen que la derrota histórica del PSOE es consecuencia de la crisis, pero también de un modelo de partido presidencialista en el que la participación y el debate interno ha brillado por su ausencia en los últimos ocho años. Habrá quien, como ya hizo ayer Juan Carlos Rodríguez Ibarra desde las páginas de «El País» pida la dimisión de Zapatero y toda la dirección federal y reclame una gestora; quien pida punto final a una etapa para dar paso una renovación no tanto generacional como ideológica; quien apele a la obligada reinvención del socialismo y quién justifique la urgencia del congreso de febrero para que no salten las costuras del partido y, en dos años, abrir un proceso de primarias para elegir candidato.
Petición de dimisiones
Lo que está claro es que en este cónclave, el penúltimo de la era Zapatero -el último tendrá que aprobar la ponencia marco del congreso-, habrá más peticiones de palabra que las de costumbre y que ninguno de los supuestos dos aspirantes, Rubalcaba y Chacón, despejarán sus intenciones. Ambos seguirán agazapados hasta que pase el Comité Federal, pese a que todos los ojos estarán puestos sobre ellos.
Rubalcaba dice no haber tomado aún la decisión y Chacón, tampoco, aunque todos coinciden en que ambos darán el paso. Su entorno se mantiene en el guión del día después de la derrota: «Es tiempo de hacer juntos una reflexión profunda. Es tiempo de responsabilidad, y es tiempo de unidad». Y ahí seguirá hasta que se convoque formalmente hoy el congreso. Es más, hay quien cree que, a diferencia de mayo en que la catalana creía en sus posibilidades en unas primarias, hoy no lo tiene nada claro y que más bien lo que trabaja es en impulsar a otro candidato distinto a Rubalcaba.
García Page y López Aguilar
Aunque no está previsto, como ya se ha dicho, que se produzcan adhesiones a ninguno de los dos esta mañana, es muy posible que los secretarios generales reconozcan la labor de Rubalcaba en la campaña. Lo que todo el mundo da por hecho es que surgirán más candidatos y en los últimos días, tras el autodescarte de Madina y Patxi López, suena el nombre del alcalde de Toledo y senador Emiliano García-Page -que cuenta con el apoyo de José Bono-y también el del eurodiputado Juan Fernando López Aguilar.
Gómez anima a Chacón
Lo dijo el domingo por la noche y sigue el mismo hilo. El secretario general del PSM, Tomás Gómez, no quiere «componendas» en el PSOE y, a pocas horas del Comité Federdal, volvió a expresar su temor ante la «tentación de que se muevan las cosas poco». Su apuesta es «arriesgar» en un momento en el que el partido ha sufrido un importante varapalo electoral. Dicho de otro modo: no quiere «comas, sino un punto y final» que es algo así, aunque no lo verbalice, como enseñar la puerta de salida a Rubalcaba. Por eso hoy propondrá una iniciativa para que la militancia pueda elegir al secretario general y no sólo los dirigentes. Entretanto, no oculta su predilección por Carme Chacón: «Si yo fuera ella, no me lo pensaría»
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