Relaciones laborales

De «decretazos» y remiendos

La Razón
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De poco o nada están sirviendo los intentos de la Junta de apaciguar la polémica reordenación del sector público. El Ejecutivo de Griñán ha dado pasos en este sentido. Eso hay que reconocerlo. En primer lugar, accediendo a tramitar como Proyecto de Ley en la Cámara andaluza una medida aprobada a golpe de «decretazo» en mitad de la sordina veraniega. En segundo lugar, afeitando ligeramente algunos aspectos en otro decreto que vio la luz en noviembre. Tercero, posponiendo hasta el uno de julio la ratificación de los estatutos de las macroagencias sobre las que pivotará la nueva estructura empresarial. Y, finalmente, dedicando algunas lisonjas a los funcionarios, como la del presidente andaluz en su discurso de Fin de Año: «Quiero expresar mi reconocimiento a los empleados públicos, los auténticos motores de la Administración», deslizó José Antonio Griñán en el plató de Canal Sur. Eso, claro, después de que el portavoz parlamentario del PSOE se amuelara el colmillo llamando «radicales» a los manifestantes y situándolos «fuera de la Constitución».
El problema es que la Junta ha actuado a destiempo. Probablemente porque en un principio minimizó las consecuencias que podría tener esta medida que mete de rondón a más de 20.000 trabajadores en la estructura administrativa del Gobierno andaluz. Meter de rondón quiere decir que sus puestos quedarán blindados, pese a no haber tenido que pelar codos para superar un proceso selectivo. El primer acto contudente de los funcionarios fue en el Pleno a la vuelta del verano. La segunda semana de septiembre. Varios trabajadores de la Agencia Andaluza del Agua se metieron en la Cámara y le reventaron a Griñán su intervención. Como la Junta pensaba que detrás había cuatro indios moviendo las plumas y llevándose la mano a la boca, no intentó en ese momento acercar posturas. Los ninguneó. Y dejó que la bola siguiera engordando hasta coger las dimensiones que tiene ahora.
«Y lo que ocurre ahora es que los funcionarios han pasado de perderle el miedo al PSOE a perderle el respeto», decía recientemente, con micrófonos apagados, un destacado dirigente del Partido Popular. Si todo sigue igual, la Junta no tocará el sector público este año. Ni el que viene. Porque se dispara a bocajarro en la sien.