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México despide a Carlos Monsiváis como maestro de la crónica

El escritor Carlos Monsiváis falleció ayer en México a los 72 años. Fue un autor incansable, maestro de la crónica y el ensayo, con una implacable capacidad crítica, que ejerció incluso contra las fallidas políticas de la izquierda. Enemigo de la cultura como manifestación ajena al pueblo y a la gente, la mayor parte de su reconocimiento lo obtuvo de autores como José Emilio Pacheco o Sergio Pitol.

Carlos Monsiváis
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El escritor Carlos Monsiváis falleció el sábado en México a los 72 años. Fue un autor incansable, maestro de la crónica y el ensayo, con una implacable capacidad crítica, que ejerció incluso contra las fallidas políticas de la izquierda. Enemigo de la cultura como manifestación ajena al pueblo y a la gente, la mayor parte de su reconocimiento lo obtuvo de autores como José Emilio Pacheco y Sergio Pitol. Monsiváis fue un escritor militante, casado con la defensa de los pobres, de las minorías oprimidas y los pueblos indígenas, informa Efe. Con los débilesCrítico con los políticos de su país, y los modos autoritarios que se han utilizado en ocasiones, denunció los abusos que durante muchas décadas han hundido en la pobreza a millones de personas. «No puede ser que haya 60 o 70 millones de mexicanos que estén viviendo en la pobreza con problemas de salud, educación y empleo. No puede seguir el país así, la sociedad no lo admite», ha declarado.

Monsiváis rechazaba las posturas más radicales y contrarias a los derechos humanos que se han dado con gobiernos izquierdistas latinoamericanos. «Yo me identificó con la izquierda en muchas cosas, pero no con la parte de la izquierda que dice que Fidel Castro no es un dictador», ha apuntado. Conocido como el «cronista de la antiposmodernidad» por su vasta obra periodística, Monsiváis es un autor prolífico con obras como «Los rituales del caos» (1995), «Días de guardar» (1970) y «Nuevo catecismo para indios remisos» (1982). Muchos de sus libros están a caballo entre el análisis de la cultura y de la actualidad, siempre comprometida con la búsqueda de una sociedad más libre y tolerante, pero esa misma intención animaba sus incontables artículos. Desde joven colaboró en diarios de gran trascendencia en México y fue, además, cofundador y colaborador del semanario «Proceso», «Unomásuno» y «La Jornada». De su literatura se elogió su capacidad para renovar «las formas de la crónica periodística, el ensayo literario y el pensamiento». Su editor en España, Jorge Herralde, dijo que era «un auténtico fuera de serie» de las letras por su «mirada crítica» y su expresión en un «lenguaje muy personal».