Asturias
Un cumpleaños diferente por Fernando Rayón
Ni es un número redondo ni hay motivos personales para pensar que este cuarenta y cuatro cumpleaños del Príncipe de Asturias vaya a tener una trascendencia especial. ¿Qué ha cambiado entonces? Obviamente, las circunstancias.
De entrada hay que reconocer que los que reprochaban a don Felipe haberse equivocado en la elección de su esposa se están quedando, a medida que pasan los años, sin argumentos. Mientras las Infantas pasean sus errores maritales por el mundo, la vida personal de los Príncipes de Asturias avanza sin que los chismes, siempre presentes, parezcan afectarles. ¡No es poco!
Pero Don Felipe es heredero del trono y será Jefe del Estado cuando su padre quiera. Y lo que ha ocurrido en los últimos meses en el entorno de la Casa Real, no sólo dará para escribir muchos libros, sino también para analizar una cuestión de más trascendencia: el papel que ha jugado el Príncipe en esta crisis y como su cercanía al Rey, que ha pasado por momentos mejores y peores, ha sido fundamental para dar una imagen distinta de la que ofrecían las noticias diarias de la Casa Real.
Algunos pensarán que tampoco ha hecho mucho. Pero ante los desmanes de su cuñado cabían dos opciones: abrir el paraguas y esperar a que escampara, o mostrar un rechazo firme y claro ante las informaciones que se conocían cada día. Por eso los pronunciamientos de don Felipe, aprovechando la presentación de la Fundación Príncipe de Gerona en Cataluña, o los discursos de las últimas semanas, han supuesto una toma de postura, incluso más tajante que la del propio monarca. Y es que no podía dejar pasar esta oportunidad. No está España para bromas ni para silencios que puedan ser interpretados como una justificación. Como consecuencia de todo ello, las relaciones con su hermana doña Cristina parecen deterioradas, pero tiempo habrá para recomponerlas.
Y mientras tanto, él a lo suyo. Se echaba en falta la visita de algún representante de la Familia Real a la isla de El Hierro. Así lo creían en Canarias, desde donde escribo estas líneas. Por eso la vista que tuvo lugar ayer es algo más que un gesto. Es cumplir con su papel de heredero al trasmitir el apoyo de todos los españoles a una región castigada por la desgracia. Así se justifica el presente y se gana el futuro. Porque, como siempre se dice, Don Juan Carlos se lo ganó, pero Don Felipe aún está en ello.
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