Barcelona

Rosell Cesc y Adebayor

La Razón
La RazónLa Razón

Lunes, 4: Rosell
No hay en España suceso o acontecimiento tan radiactivo como el fútbol. El señor Rosell (lo de señor es muy catalán) auguró hace unos días que, para no perder la costumbre, el Barça le daría al Real Madrid, en la final de la Copa del Rey, otra manita: otro 5-0. ¡Anatema! Colea todavía hoy la radiactividad de esa chanza, pulla o reto. En el acaecer de la política leo hoy que Ruiz-Gallardón es un «deudópata», según Lissavetzky. ¿Ha generado alguna crítica radiactividad esa censura? Indiferencia absoluta. La democracia, tanto en el fútbol como en la política, es, debe de ser, pirotecnia de ingenio y azafrán de provocación (mou-rinhismo). Lo veo así. Lo que ocurre es que hay quien quiere que el señor Rosell no deje de ser lo que ha sido hasta ahora: un ser entre sosete y pureta. ¡Pues no, afortunadamente para el fútbol! El fútbol es más fútbol con los fogonazos y las centellas de los de acá y de los de allá.

Martes, 5: río
Suena en el río del fútbol el agua de las murmuraciones. Alguién del Real Madrid: «Si el hombre es la medida de todas las cosas, que decía el griego, el título es la medida de los entrenadores de fútbol. Florentino es discreto: lo suyo, salvo cuando explota (y a veces explota) es ver, oír, callar y enfurecerse "racionalmente"en el momento oportuno. Trajo a Mourinho como garantia de éxitos y títulos, de igual modo que los españoles votaron a ZP en la convicción de que en La Moncloa lo haría como Mourinho en el Oporto, el Chelsea y el Inter. La rabiza realidad: ¡colipoterra decepción! Una cosa, como sostiene el sosegado FP, es no ganar la Liga, otra es el sonrojo rojo y granate de perder con el Sporting. FP, como te digo, cuando explota, explota, si bien pueden evitar todavía su explosión la Copa, si la gana, o la "Champions", si la gana. Si no...».

Miércoles, 6: Adebayor
«Adebayor, togolés, goles del togolés, olé, qué bonito Manolito» (forofos). Higuaín, Benzema y Adebayor: he aquí la equis que habrá de despejar Mou («El llorón») con su laureado talento cuando los tres, a la vez, estén disponiblemente sanos y lujuriosos de músculos, huesos y ánimo.
–Un momento, por favor. ¿«Mou, el llorón»?
–Así le llaman en la «leal oposición», o sea en Barcelona, que yo, oiga, pongo aquí, como anécdota o hecho, sólo lo que veo y leo. 

Jueves, 7: Europa
Europa, en política, es la señora Merkel y el señor Sarkozy. En fútbol, Europa es el Barça y el Real Madrid. Las cabezas y los pies. La virtual semifinal de la «Champions» entre el Barça y el Madrid va a ser, pues, la primera gran semifinal del «baby» siglo XXI y también la semifinal europea del enfrentamiento de dos maneras de hacer y gestionar el fútbol: la cantera, o sea el Barça, y la chequera, o sea el Real Madrid. Va a dar mucho juego esta semifinal «urbi et orbi» en tertulias, corros, mentideros y medios informativos.

Sábado, 9: Albert
Los dos contra el nocivo y tramposo veneno del dopaje. Jaime Lissavetzky era la tolerancia cero y Albert Soler, «el nuevo» del CSD, es la intolerancia con pena. Albert, joven y amoroso Romeo del deporte desde su más verde adolescencia, quiere «penas» (trullo e inhabilitación profesional) para los petardistas y estafadores del cuerpo, la mente y la dignidad (Eufemiano Fuentes, Manolo Sáiz y Vicente Belda). Ya los griegos, que la cosa viene desde antes de Jesucristo, decían que para que las leyes sean «cívicamente» obedecidas por los forofos de la «incívica vulneración» hay que respaldarlas con el temor de la pena. Y sin piedad. Bien, Albert: como eres moreno, pisa moreno, pisa siempre, como hoy, con el garbo de la autoridad justa, decente y preventiva.

Gracias a su cantera, el Barça ya tiene al Cesc que necesitaba (al tiempo). Se llama Thiago. Con sus 19 años exhibe ya, casi, el talento de Xavi (al tiempo) y los ingenios de Iniesta. Vía «verde» para el Real Madrid si sigue pensando en Cesc (al tiempo).