Impuestos
OPINIÓN: Tabaco republicano
Ante todo deseo que el ex conseller de Governació, Jordi Ausàs, salga indemne del «affaire» del contrabando de tabaco. Cuando éramos colegas en el Parlamento de Cataluña me dijo que era profesor de Primaria en el Principado de Andorra y sensatamente comentó el bilingüismo de la enseñanza en ese estado que sólo tiene una lengua oficial, el catalán.
El tabaco y las monarquías han ido a menudo a la greña. En efecto, cuando el comercio de tabaco se extendió de América a Europa, los reyes, siempre en aprietos económicos, declaran el monopolio real o bien cargaron de impuestos la importación de la mencionada y deseada planta.
El tabaco considerado como diabólico, pues los indios paganos sacaban humo por las narices, se convirtió paulatinamente en objeto de consumo suntuario y más de una orden religiosa participó en su venta al estar exenta del impuesto estatal. Lo cierto es que Felipe V impuso en Cataluña el estanco de la venta de tabaco; o sea, el monopolio de la producción y venta con precios fuera del mercado, estipulados por el gobierno, lo que originó un esplendido contrabando con Francia que no tenía este monopolio.
En la Cataluña del siglo XVIII el bandolero es sustituido por el contrabandista. ¿No será que Esquerra Republicana de Catalunya para luchar contra el estado español, opresor y descendiente de Felipe V ha decidido apuntarse al contrabando de tabaco como una forma de evitar el expolio fiscal?
Yo, del juez instructor no descartaría nada.
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