Son amigos

La selección ha conquistado en dos años Eurocopa y Mundial y una de las notas sobresalientes, además de la cohesión futbolística, ha sido la hermandad creada entre los jugadores. En tiempos un tanto lejanos, quienes formaban parte del equipo nacional acababan teniendo tal relación que era frecuente ver como quien contraía matrimonio invitaba a compañeros de localidades lejanas o hacía padrino de su hijo a un futbolista con el que había compartido campeonato. Esa relación se rompió porque comenzaron a primar los intereses de los clubes. Luis Aragonés puso la primera piedra al edificio seleccionando a jugadores que podían compartir ideas y modos de vida. Del Bosque ha mantenido la misma idea y ha bastado ver los saltos de rabia de los suplentes ante injusticias arbitrales, ocasiones fallidas y alegrías, para comprobar hasta qué grado de compenetración hay entre todos.Ha habido algún jugador que se ha podido considerar minusvalorado y no ha abierto la boca en contra el seleccionador. Hablar mal de éste por no estar en la alineación es, fundamentalmente, poner en duda la calidad y las condiciones idóneas del compañero que ocupa la plaza. La selección campeona bien podría hacer suyo el eslogan de la Barcelona olímpica de «amigos para siempre». La solidaridad ha sido nota ca-racterística, aunque en alguna ocasión se haya visto a algún jugador prescindir del compañero mejor colocado para el remate a gol por excesivas ansias. Han ganado tanto los titulares como los suplentes. Ha sido triunfo colectivo. Nadie se ha sentido marginado. Todos volverán con idéntico espíritu ganador. La selección es más que un club.