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Una exótica pareja por Pilar Ferrer
Tan enfadada estaba que su extrema delgadez acentuaba los surcos del cuello, la voz atiplada, el dedo acusador. Rosa Díez ha protagonizado un primer esperpento en el Congreso al ofrecerse como «socia» del Foro Asturias, el partido de Paco Álvarez Cascos, cuya figura siempre denostó. Curiosa maniobra para completar el porcentaje de votos que le permita tener grupo propio. Todo ello, al albur de sus feroces diatribas contra el PP y los «batasunos» de Amaiur. Olvidando, tal vez, que las normas de la Cámara han de cumplirse, sin tanto escudriñar su articulado. La diputada de UPyD, en su día consejera de Turismo del Gobierno vasco, ferviente colaboradora del PNV, militante socialista inquieta, y después furibunda opositora a sus antiguas ideas, tiene un notable afán de protagonismo. No estaba dispuesta a vegetar en el Grupo Mixto y de ahí su argucia de recurrir a la figura del «asociado». Una triquiñuela con evidentes lagunas que exige una nueva lectura y algunas reformas. Distinto es el caso de FAC. El que fuera todopoderoso secretario general del PP, uno de los artífices de su refundación, y compañero de Gobierno con Mariano Rajoy, tiene su mérito. Contra viento y marea, ha logrado la presidencia del Principado y un pequeño partido con representación parlamentaria, merced a la torpeza de algunos dirigentes populares asturianos. Ello le permite ahora situar a su único diputado en las filas de Rosa Díez para formar grupo propio y volver luego al Mixto para, incluso, votar a favor de la investidura de Rajoy como presidente. Una calculada cabriola, con tintes de pequeña revancha personal.
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