Bogotá
Los Quetzales vibran con «La Roja»
La Ruta Quetzal BBVA empujó a la Selección de fútbol al triunfo desde el otro lado del Atlántico y conoció la historia de José Celestino Mutis por estas tierras
A 9.000 kilómetros de España, y a algunos más de Ucrania, la Ruta Quetzal BBVA 2012 vibró ayer desde Colombia como si estuviese en las mismísismas gradas del Donbass Arena de Donetsk, donde la Selección Española de fútbol hizo historia al entrar por tercera vez consecutiva en la final de una gran competición. Los 131 expedicionarios españoles que integran esta edición no quisieron perder la oportunidad de animar a su equipo hasta perder la voz, sufriendo como los que más hasta el agónico último segundo. Tras 120 minutos de diversión, pero también de emociones a flor de piel, hubo que esperar hasta el último penalti -el lanzado por Cesc- para que los ruteros, y también los miembros de la Prensa y la organización, respirasen tranquilos y diesen rienda suelta a la alegría contenida, desde el campamento instalado en las afueras de Mariquita. Por suerte o por desgracia, en el fútbol, como en casi todo en la vida, tiene que haber un ganador y un perdedor. Y en esta ocasión el mal trago fue el que se llevó la expedicionaria portuguesa tras la derrota de su selección. Gritando y cantando durante todo el partido, la suerte de los penaltis la dejó desolada, y a la vez propició uno de los momentos más momentos de la Ruta: todos los ruteros españoles tratando de animar a su compañera.
Tras esta gratificane experiencia, los chavales se dirigieron al bosque de canelos ubicado a las afueras de Mariquita para rendir un homenaje a José Celestino Mutis, que eligió esta población como sede de la Real Expedición Botánica que emprendió por estas fértiles y exóticas tierras en 1783. Cada integrante de la Ruta Quetzal BBVA plantó un canelo, el árbol preferido de Mutis, aguantando estoicamente los dolorosos picotazos a los que los sometían los miles de mosquitos que invaden esta región, y todo Colombia en general.Horas antes, los ruteros habían paseado por las calles de Mariquita y visitado la Fundación Segunda Expedición Botánica, donde recibieron las enseñanzas del profesor Santiago Díaz-Piedrahita -botánico de la Universidad Nacional y miembro de la Academia Colombiana de Historia- acerca de las andanzas de Mutis por estas tierras hasta su muerte en 1808, en Bogotá. A la sombra de un gigantesco ficus de más de 300 años, los ruteros conocieron los detalles de las investigaciones botánicas de Mutis e incluso aprendieron a diseccionar heliconias -también conocidas como ave del paraíso-, unas bellas y coloridas plantas tropicales.
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