Historia

Crítica de cine

Cuando Harry escondió a «Cressie»

El príncipe trata de que su nueva amiga pase desapercibida

Cuando Harry escondió a «Cressie»
Cuando Harry escondió a «Cressie»larazon

Quisieron disimular. Todos lo intentan. Ellos, en el estreno de la última entrega de Batman, de Christopher Nolan –lo que, de haberlo conseguido, hubiera resultado verdaderamente heroico–. Entraron cada uno por puertas separadas para intentar despistar (todos hacen eso). Un simulacro de distanciamiento que resultó en vano. El príncipe Harry puede que aún se esté preguntando: «¿Cómo puede haber sucedido?». Pero ni aunque el patio de butacas se quedara oscuras y se le fundieran las luces, pasaría desapercibo que él se sentara al lado de una modelo rubia de 23 años con las piernas más largas que la Ruta 66. La acompañante, además, es uno de los rostros amuñecados de la marca de ropa Burberry (lo que tampoco puede considerarse un nido apropiado para el anonimato) y es una presencia recurrente de la «High Society», porque en inglés esta expresión parece mucho más. Su nombre es Cressida Bonas, Cressie para las amigas, y su madre también fue una chica/ portada de los sesenta.

Para disimular, usaron de carabina a los íntimos. Esto es, la princesa Eugenia y su novio, Jack Brooksbankm. Les acompañaron al pase, al que ella llegó poco antes junto al mejor amigo de Harry, que tiene un nombre de gran musicalidad: Tom «Skippy» Inskip. Debieron convencerse que nadie repararía en ellos. Pero la realidad es muy dura. Sobre todo si te sientas al lado de tu pareja. Para celebrar el espectáculo violento de Nolan (que tan desiguales opiniones está recogiendo), que incita a una nueva idea de revolución, se marcharon a una fiesta en el salón de los masones de Covent Garden (creerían que por ser de una secta nadie hablaría).

De ahí, después, decidieron ir a un lugar tan discreto como una discoteca. En concreto al Salón Mayfair, donde no se les ocurrió otra cosa que besarse. Utilizaron un rincón, porque ellos, que tienen la sombra siempre iluminada por los «flashes», rehúyen de las miradas. Pero ni por esas. Ella entró en el local del brazo de Jack Brooksbankm (otro apellido afortunado), que, como recuerdan es el novio de la princesa Eugenia, para seguir jugando al despiste. Y la estrategia les ha ido tan bien, que ahora están leyendo esto.