Hollywood

De Penélope a Política

Desde que comenzó su relación con Bardem, su carácter se ha mimetizado con el del actor, a diferencia de la faceta más frívola que experimentó junto a Cruise y McConaughey

La actriz española, este martes, a su llegada al Festival de Cine de San Sebastián, con un diseño de L'wren Scott
La actriz española, este martes, a su llegada al Festival de Cine de San Sebastián, con un diseño de L'wren Scottlarazonfreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@1066cde8

Ni su madre, peluquera de profesión, consiguió domar los pelos erizados que la actriz asegura que se le pusieron como escarpias cuando se enteró de los recortes que está llevando a cabo el Gobierno español, como reconoció esta semana a su llegada al Festival de Cine de San Sebastián. Penélope ya no es aquella chica tímida e inocente que saltó a la fama en un videoclip de Mecano. La fuerza del destino la ha llevado a convertirse en una de las actrices más solicitadas en las alfombras rojas, al mismo tiempo que ha ido mutando de estilismo, carácter e inquietudes con el paso de los años. Un cambio que, analizándolo con detalle, va de la mano con las diferentes parejas que ha tenido a lo largo de su vida. ¿Es Pe una mujer voluble que se deja influenciar por los diferentes hombres con los que ha mantenido relaciones sentimentales? A la vista queda que, hasta ahora, la musa de Pedro Almodóvar se había mantenido al margen de los vaivenes políticos y siempre había preferido estar alejada de ellos, pero está claro que vuelve a nacer, como el título de la cinta que presentó en la ciudad vasca, con cada pareja y, ahora, las inquietudes políticas de su esposo, Javier Bardem, también son las suyas. Las perlas de Cruz: «Los recortes a la cultura y la subida del IVA a espectáculos culturales son escalofriantes», «me dan miedo muchas de las decisiones que se están tomando, pero no sólo en este sector, sino también más allá», o el famoso «el tema de la educación en España es para tirarse de los pelos». Hay quien dudó de si la actriz se encontraba en un festival de cine o a las puertas del Congreso con la pancarta en la mano. Si junto a Tom Cruise vivió su bélle époque y consiguió hacerse un hueco en la Meca del cine, con Matthew McConaughey la consolidó y con Adrien Brody se reafirmó en su pasión por ir enganchada al brazo de las «celebrities». Entre sus conquistas, también se habló de Matt Damon, Olivier Martínez, Orlando Bloom y Nicolas Cage, entre otros, aunque de éstas no hubo ni confirmación ni desmentido. En sus comienzos en Hollywood, Penélope prefirió trasmitir una imagen quizá un tanto más frívola, conocedora de que era la envidia de muchas por compartir más que un café con algunos de los hombres más deseados del planeta. Aquellos años no hubo proclamas ideológicas sino posados, glamour y paseos de la fama, incluso hay quienes barajaron la posibilidad de ciertos montajes sentimentales con la intención de consolidar su carrera más allá de las fronteras patrias.

La de Alcobendas, que ahora reside en Londres muy cerca de los duques de Cambridge –ciudad a la que se mudó con su esposo y su hijo, Leo, tras abandonar la lujosa mansión que tenían en Los Ángeles–, también ha experimentado un cambio de «look» considerable desde que contrajo matrimonio con Bardem. Quizá su maternidad haya influido, pero ya no es la misma estrella que sobresalía en las «premières», incluso en la última edición de los Oscar decepcionó con su vestido de princesa firmado por Armani. Su carácter también ha ido agriándose con el paso de los años. Sus compañeros de rodaje de «Piratas del Caribe» llegaron a tildarla de «ogro» en declaraciones al diario «National Enquirer». Eso sí, ninguno se atrevió a poner su nombre en dicha publicación y prefirieron mantenerse en el anonimato. «Penélope se ha comportado como un ogro durante las grabaciones perdiendo las formas con todo el mundo ante cualquier mínimo problema. Para ser justos, también hay que decir que ella siempre se disculpa por sus salidas de tono y achaca sus cambios de humor a haber dejado de fumar, mientras que Bardem seguía haciéndolo. Eso no le sentaba bien», añadieron los miembros del equipo del rodaje con los que compartió plató.
«Las personas estamos en evolución constante y una imagen de crecimiento al respecto puede consistir en ir aprendiendo de las diferentes personas que te rodean. Gente como Tom Cruise o Javier Bardem tienen un magnetismo vital que puede atraer a muchísimas personas, pero si han decidido tener a Penélope como pareja, entiendo que ella también tendrá algo que decir más allá de ser una cara bonita», explica el psicólogo Ignacio Calvo (terapiapsicológica.net).

El especialista recurre a la Pirámide de Necesidades de Maslow para explicar que, mientras que la mayoría de las personas lidia con las necesidades básicas, otras como la actriz buscan el reconocimiento y la autorrealización, algo que también puede influir en su actual conducta. «Penélope es una persona que siempre se ha rodeado de hombres con mucha ascendencia, es decir, de personas con carácter e influencia», explica la psicóloga Patricia Castaño. Además, añade que hay parejas que acuden a terapia por este problema, «aunque no demasiadas, ya que en raras ocasiones son conscientes de lo que les está ocurriendo. Tan sólo cuando sus familias les insisten, lo hacen». Sea o no para hacérselo mirar, Pe sabe que sus palabras dan la vuelta al mundo, aunque luego intente matizarlas, como ocurrió en la entrevista que concedió al diario italiano «La stampa». «El grado de reconocimiento que ha alcanzado no se va a tambalear porque emita opiniones políticas o religiosas; al contrario, la hacen más humana», concluye Calvo.

Una mujer ambiciosa
Penélope siempre tuvo claro su sueño, y no dudó en luchar con todas sus armas hasta conseguirlo. Sobre todo, con armas de mujer: sus rasgos latinos y su belleza natural le fueron de gran ayuda para colarse en la meca del cine, la cual terminó conquistando al igual que a sus galanes.
 

Las incoherencias del «gentleman» pancartero
Ser al mismo tiempo un ideólogo y un galán de Hollywood, no es una tarea fácil. Necesita de las mejores dotes interpretativas. Las cuales domina a la perfección Javier Bardem, el camaleónico defensor de los obreros españoles que vive en barrios de lujo en el extranjero. Tan pronto lidera una manifestación como toma una isla privada en las Bahamas para celebrar su boda. Parece que su pensamiento político no se adecúa a su comportamiento. Puede ser anticapitalista y antiamericano, pero irse a vivir al bulevar más glamouroso de Hollywood en busca de los dólares que no posee el cine español. Ni que decir de su vestuario. Las formalidades no son lo suyo, o no lo son cuando no le interesa. Se negó a vestir con corbata para recibir un premio de la mano de la Reina, pero sí pudo calzarse el traje más elegante del «showroom» para «venderse» en la portada de revistas como «GQ» y «Esquire». Y si es en el extranjero mejor, porque «la Prensa en España le trata mal». No como la extranjera, que se preocupa por su carrera profesional y no de su vida sentimental.
Así, Jay Leno, el «showman» más conocido del «primetime» estadounidense, no dudó en interrogarle sobre el estado de salud de Penélope tras dar a luz. Aunque realmente lo que deseaba saber es si el pequeño Leo dormía bien, y también se lo preguntó. Pero allí sí puede detallar el nacimiento de su hijo o su amor por la de Alcobendas. Al igual que llenarse la boca con reivindicaciones para los más pobres y, al mismo tiempo, viajar en jet privado y cerrar restaurantes, como El Bulli, a golpe de tarjeta Visa. Está claro que, como en su lucha, siempre hubo clases y clases, informa L. Martínez