Crisis económica
Lunes negro
Desde el Gobierno intentan explicarnos que las idas y las venidas de los mercados son pura especulación. Un argumento que no se sostiene de ninguna de las maneras, pero que es definitivamente demolido cuando los datos contantes y sonantes de la economía española se conocen entre la frialdad y el estremecimiento.
Este lunes, lunes de pasión, se ha convertido desde luego en un lunes negro para la economía española. Todos los datos así lo indican con una tozudez que nadie puede discutir. El Gobierno calla, luego otorga por la vía de los hechos. Este lunes la prima de riesgo se ha disparado de forma preocupante, las letras del Tesoro han sido colocadas a un precio muy alto, la morosidad de los españoles se ha situado en cifras superiores a hace más de quince años. En definitiva el fantasma de la inseguridad y de la falta de confianza vuelve a sobrevolar el coste de la deuda española, que se ha posicionado en niveles similares a los de 1999. Todo negro, todo inquieto, todo tormentoso. De nuevo, todo se tambalea. Aunque el Gobierno intente vestir de seda la crisis, la crisis es cada vez más draconiana; y tiene más aristas. No hay más. Ni es una cuestión de tremendismo, ni se trata de refugiarse en lamentaciones estériles. Es la dura realidad que hace que los españoles seamos más pobres, con menor capacidad de ahorro y con un angustioso sentido de supervivencia que está provocando en muchas familias una pregunta a caballo entre la escasez y el racionamiento: ¿qué tenemos para comer mañana?. En ocasiones, cada vez con más frecuencia la respuesta es el silencio. Un silencio delator. La crisis de las economías domésticas es más asfixiante, y el espejismo del turismo internacional que el Ejecutivo está utilizando como señuelo de recuperación es una filfa. Una apariencia sin el más mínimo recorrido real. Los engaños ya no valen.
Hablando de engaños, tenemos uno reciente. A la vuelta de la esquina. Un engaño clamoroso y sin precedentes. Lo conocen todos ustedes perfectamente. Es el fiasco de la gira asiática de Rodríguez Zapatero. Desde Moncloa, buscando un éxito inexistente, anunciaron, deprisa y corriendo, la entrada de dinero chino para recapitalizar las maltrechas cajas de ahorro. Un anuncio que los propios chinos desmintieron a las pocas horas, dejando en evidencia a Zapatero y a los suyos. Con este hombre el refranero español se cumple a rajatabla: «Se coge antes a un mentiroso que a un cojo». Ahora sólo falta que nos digan que, como las negociaciones fueron en mandarín y no en cantonés, el presidente se perdió en vericuetos de números y cifras. En fin, para alguien que siempre lleva traducción simultánea incorporada, no vale esa excusa. El Gobierno nos intentó mentir y la mentira nunca sale gratis. El primer resultado: el lunes negro que ayer hemos vivido. Ya veremos si después del lunes viene el martes, el miércoles y así sucesivamente. Me temo que así va a ser.
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