Crítica de libros

Optimismo

La Razón
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Hoy, en su día, me atrevo a pedir en la carta a los Reyes Magos un poco de lo que creo que está muy necesitada la sociedad española: optimismo. Pero no del que ha practicado Zapatero, que, hasta no hace mucho, todo o casi todo lo ha visto de color de rosa. Sin ir más lejos, el martes, en la entrevista con Carlos Herrera, volvió a sacar algún retazo de ese optimismo antropológico que le ha caracterizado. No. El optimismo al que me refiero es otro que se debe contraponer al pesimismo colectivo que, con toda la razón, se ha adueñado de la sociedad española durante estos últimos meses, tal y como se pone de manifiesto en el último Barómetro del CIS, en las intervenciones públicas y en las conversaciones privadas que hemos mantenido en los días finales de 2010 y los primeros del año recién estrenado. Es verdad que la situación está mal, incluso tirando a peor, se mire por donde se mire. Es la realidad, y como tal hay que reconocerla y no negarla, como hicieron en su día Zapatero y su Gobierno. Pero, hecho esto, cometeríamos un grave error si nos regodeamos en ella, nos abandonamos a nuestro tradicional espíritu fatalista y no ponemos algo de nuestra parte para salir del pozo. Mirar afuera, confiar en el exterior y aclamar al viceprimer ministro chino como el cuarto Rey Mago, por ejemplo, está muy bien, pero teniendo muy claro que su ayuda (comprando deuda pública española) será siempre interesada y terminará pasándonos factura. Como algo debemos poner de nuestra parte, pido a los Reyes Magos que hoy nos traigan un poco de optimismo, realista, pero optimismo al fin y al cabo.