Atenas

Objetivo: cumplir los plazos

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BRUSELAS- ¿Hasta qué punto se puede reducir, en un año, más de tres puntos y medio el déficit (unos 36.000 millones de euros), sobre todo cuando la economía ya camina por la recesión? El Gobierno cree que el ajuste puede resultar no sólo doloroso para los ciudadanos, sino también contraproducente porque puede asfixiar las perspectivas de crecimiento que aún puede albergar nuestro país. Sin embargo, la Comisión Europea mantiene la línea dura, e insiste en que lo más importante es que España cumpla con su objetivo de déficit para este año y el que viene, porque lo fundamental es mantener la confianza de los mercados.

«Ésta es una crisis de confianza, y lo más importante ahora es que España siga comprometida con la restauración sin retraso de unas cuentas públicas sostenibles», dijo el portavoz de Asuntos Económicos, Amadeu Altafaj. Por eso, el Gobierno tiene que seguir la senda emprendida y no desviarse de los objetivos marcados por Bruselas para este año, lo que implicará pasar de un déficit superior al 8% del PIB hasta el 4,4%. Para el año que viene, el Gobierno tiene que concluir el programa de ajuste situando el déficit por debajo del 3% de límite que establece el Pacto de Estabilidad. Pero el FMI prevé que el déficit se situará este año en el 6,8% y en 2012, en el 6,3%.

Mensaje de firmeza
El Ejecutivo ha empezado a preparar el terreno para solicitar a Bruselas que afloje la presión y extienda el calendario. La justificación es que éste se fijó cuando se preveía crecimiento por encima del 2% para este año, y ahora el Banco de España espera una contracción del 1,5%. Sin embargo, Altafaj recordó ayer que De Guindos «no trató en estos términos» la cuestión del cumplimiento del déficit. El ministro de Economía se reunió este lunes por primera vez con sus colegas de la zona euro con un mensaje de firmeza con la austeridad. El mismo que llevó ayer Mariano Rajoy a Berlín a su encuentro con la canciller, con quien tampoco trató la posibilidad de flexibilizar la senda de la consolidación fiscal.

Desde Bruselas se entiende que el Gobierno debe mantener su discurso de austeridad fiscal y disciplina presupuestaria no sólo por la presión del resto de vecinos del euro, sobre todo de Merkel, la férrea guardiana de las cuentas saneadas. Se percibe que la presión viene de unos mercados extremadamente vigilantes, que no permitirán que el equipo de Rajoy deje el más mínimo espacio a la ambigüedad.

Sin embargo, España no es el primer país en plantear la necesidad de revisar el calendario de ajustes. A finales de noviembre, el primer ministro italiano, Mario Monti, trasladó la necesidad de reformular los programas de consolidación de cada Estado si la crisis continuaba empeorando o Europa caía «en una recesión mayor», como ya apuntan todas las previsiones para este 2012. Este problema de un ajuste demasiado exigente también asfixia a otros países bajo rescate, como Grecia o Portugal.

A pesar de ello, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien coordinará la cumbre de líderes el lunes, no tiene previsto poner sobre la mesa una posible revisión de la senda para sanear las economías, por ser un tema bilateral entre los estados miembros y la Comisión. No obstante, fuentes de su equipo señalaron ayer que si Rajoy u otro de sus colegas lo sacan durante sus intervenciones, se discutirá entre los dirigentes de los Veintisiete.

 

La tragedia griega se queda fuera
- La agenda de la cumbre del lunes pivotará sobre todo en torno al crecimiento y el empleo.
- También espera cerrar dos tratados, el del pacto fiscal y el del fondo de rescate permanente.
- Van Rompuy quiere dejar fuera a Grecia, porque ahora depende de las negociaciones entre Atenas y la banca.