Fotografía

Raquel Meller por Paloma Pedrero

La Razón
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Como ave precursora de primavera, así apareció Raquel Meller en la vida española de primeros del XX, como pajarito libre y cantor del alma femenina, como precursora de mujer independiente y artista que va dejándose amores por el camino porque no hay hombre que acepte vivir a la sombra de una grande. El día 26 se cumplirán cincuenta años de su muerte y algunos van a conmemorarlo. Porque hay algunos que sí reconocen donde hay arte, donde hay verdad, donde hay que comprar el ramito de violetas. Hugo Perez, uno de los directores de Teatro Tribueñe, ha montado un espectáculo desde los ojos de Raquel. Porque Hugo es de esos que sabe mirar desde los ojos de otro y de otra, no importa el género, no importa nada, importa que sabe mirar y ver. Que es lo más difícil del mundo del arte, casi siempre ciego al plano espiritual de las cosas. Hay mucho teatro hecho desde las tripas y desde el intelecto, pero qué poquito tiene corazón y alma, lo fundamental. En el teatro Tribueñe, hermoso espacio de frasquito pequeño y esencia sublime, repetirán este espectáculo único. Nos contarán, nos cantarán, nos acunarán, nos darán de su hechizo. Maribel Per es Raquel, la de los ojos enormes y negros de sombras, la Piaff española. Irina Kouberskaya, esa actriz y directora que quieres abrazar cuando la ves, es Raquel de mayor. Otro grupo de interpretes increíbles, tanto que son cinco más y parecen catorce, actúan, cantan, bailan divinamente y como sin esfuerzo. Mikhail Studyonov, dirige la música. Los críticos que han ido a verlo han flipado. Yo también. Me da paz y alegría ese gran teatrito de las Ventas. Me hace sentir menos sola, sola, sola.