España

Todo son preguntas

La Razón
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Rodríguez Zapatero ha conseguido cerrar el curso político con todo abierto de par en par. Posiblemente la mejor manera cuando las cosas van mal, cuando la crisis es más cruel y cuando el Gobierno ofrece una imagen de claro deterioro.El presidente del Gobierno ha conseguido comenzar este periodo de descanso, entre Moncloa y largos fines de semana de relax, con todo su entorno plagado de interrogantes sobre el futuro. Indefinición política, ignorancia ante lo que pueda ocurrir en septiembre y desconocimiento del calendario político. Una mezcla muy apetitosa cuando las incógnitas se han convertido en la agarradera de un presidente que está perdido y que sabe que este tiempo de verano le puede venir muy bien para reorganizar estrategias y medir adecuadamente sus tiempos.Vale. De acuerdo. Pero, ¿en qué consiste esta estrategia? Muy sencillo. Nadie sabe finalmente qué va a hacer Zapatero con el futuro del Estatuto de Cataluña después de la sentencia del Constitucional. Se ha movido entre dos aguas. Dice sin decir, amaga sin ejecutar. Además es mucho menos previsible con la estrategia que puede diseñar para las elecciones catalanas, en un momento que es decisivo para saber con qué alianzas puede contar hasta el final de la legislatura.Otro interrogante: ¿en quién se va a apoyar para sacar los Presupuestos Generales del Estado? Si lo hace con los nacionalistas vascos o catalanes, ¿a cambio de qué? ¿Qué cromos va a utilizar para conseguir sus votos en plena crisis económica y en un año plenamente electoral? Zapatero sabe que su futuro político pasa obligatoriamente por unos Presupuestos aseados; de no ser así se verá abocado a unas elecciones generales.Precisamente ésa es otra de las claves: ¿habrá elecciones anticipadas? Desde luego Zapatero quiere agotar la legislatura, pero no hay que engañarse. Si en un momento determinado percibe claramente que la mejor salida para sus intereses es un adelanto electoral, lo ejecutará sin ningún problema. Sin que el pulso le tiemble. En el calendario no hay generales, pero desde luego los intereses prevalecerán por encima de todo.Y más interrogantes abiertos con la cuestión clave que es la comidilla de este verano: ¿habrá crisis de Gobierno a la vuelta de agosto? Zapatero ha dejado irse a sus ministros en un verano extraño, en el que el presidente va a pasar muchos días en su despacho y que por lo tanto va a provocar intencionadamente entre su Gobierno un interrogante sobre el futuro de todos. ¿Qué estará pensando el jefe sobre cada uno de ellos? ¿Qué planes tendrá? ¿Habrá crisis o se quedará todo como está? En fin, situación perfecta para que los ministros estén en un permanente desasosiego, conscientes de que a la vuelta de verano pueden volver a convertirse en políticos de carne mortal.Y si no teníamos interrogantes ahora nos llega el último. ¿Viene el presidente Obama a veranear a España? Por el momento parece que no, pero puestos a preguntar, vaya usted a saber. Zapatero tiene todo abierto.