Museo del Prado

Una «Dama» en perfecto estado de salud

Separado de su marco y en un estuche de madera contrachapada. «La dama del armiño», de Leonardo da Vinci, ha suscitado interés desde que se anunció su préstamo para la exposición «Polonia. Tesoros y colecciones artísticas», patrocinada por la Fundación Banco Santander, que a partir del día tres podrá contemplarse en el Palacio Real de Madrid.

«La dama del armiño», de Leonardo da Vinci, en Madrid
«La dama del armiño», de Leonardo da Vinci, en Madridlarazon

Se anunció su llegada a las salas reservadas para la muestra. Pero no resultaba suficiente. Las cámaras y los flashes tampoco faltaron ayer para inmortalizar el instante en que se desembalaba esta obra. En una sala, climatizada con puertas especiales y separada dos metros y medio de los periodistas, el conservador jefe de restauración del Museo de Cracovia, Janusz Kcosz, con las manos cubiertas por unos guantes especiales, mostró por primera vez en España la imagen de Cecilia Gallerani. En la estancia había más catorce personas, entre ellas, su propietario, el príncipe Adam Karol Czartoryski, que acudió acompañado por su mujer.

Cotejo de radiografías
Nada más desembalarse se procedió a la comprobación de su estado por los responsables del museo polaco. Se cotejaron allí las radiografías y las imágenes que se habían tomado en el lugar de su procedencia con el estado del cuadro en Madrid para cerciorarse que no había sufrido ningún daño. Después se procedió al montaje de la obra en su marco –del siglo XVI, y que se separó del retrato durante el proyecto para aumentar la protección de la obra. Luego se instaló en la vitrina (fabricada en España y que será la misma que se usará para protegerla en Inglaterra y Alemania). Los visitantes, que jamás excederán el número de una veintena en esta sala, podrán admirar este trabajo de Leonardo al final de la exposición.

Es la pieza que remata el recorrido. Aunque no es solamente un bello cuadro. El artista cambió con este trabajo la historia del retrato. Como explicó ayer Carmen García Frías, conservadora de pintura antigua de Patrimonio Nacional, los artistas solían pintar de frente a los personajes ilustres de la sociedad. Leonardo alteró esa regla y escogió inmortalizar a la amante de Ludovico Sforza de tres cuartos (como después repetiría en otro retrato posterior, el de Lucrezia Crivelli). Eso le permitía abrir un hueco para ubicar el armiño que sostiene la dama y, también, dar profundidad, misterio y belleza a la obra que realizaba. Una novedad que después sería imitada a lo largo del Renacimiento.