Contar hasta 426

La retórica política consiste en combinar las palabras para que una de cada dos parezca dicha en otro idioma. Melopea y desconcierto estratégico que Zapatero, en su «aggiornamento» liberalote, ha agudizado pegando a cada frase la expresión «miles de millones de euros». La unidad, la decena y la centena caben en los bolsillos; los billones desactivan el entendimiento. Tal gigantea numérica impide a la masa hacerse una composición de lugar fiable: la Comisión Europea exige de nuevo un recorte de 7.000 millones, ZP ya recortó en mayo 15.000 y la deuda pública se encareció la semana pasada en otros 13.000. Atiza, debe de ser cierto que nos aproximamos al abismo, pero entre la tenacidad propagandística de Rubalcaba y esta niebla de millones, el precipicio irrumpirá como si el suelo se hubiera borrado bajo nuestros pies. Allen Paulos dice que para el hombre, hablar de la vida en millones de euros es tan desconcertante como medir el tiempo en segundos. ¿A cuántos días equivalen un millón de segundos? ¿Y mil millones de segundos? Primera respuesta: a 12 días; segunda respuesta: a 32 años. Con esta pócima de perífrasis y «miles de millones», Zapatero va quemando, uno tras otro, sus días. Ayer, en el Congreso, las circunstancias le obligaron a hablar en castellano antiguo. Sólo dijo «426 euros» y los colgados a la brocha de la ayuda entendieron que les había dicho «adiós, adeu, agur, adeus».