Roma

Nadal se borra

Nadal se borra
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Madrid- La semana trágica de Nadal en la Caja Mágica no podía terminar de otra forma. Rafa llegó a Madrid el día 3. Lo hizo para adaptarse a la pista y «mucho antes que a cualquier otro torneo». La antelación le sirvió de poco. Probó la pista, la criticó, se entrenó, se olvidó del azul en su estreno y ayer se despidió con un partido infame ante Verdasco, con su primera derrota ante «Fer». El hasta pronto con el que se despidió de una grada poblada de «nadalistas» se puede convertir en un adiós si no cambian radicalmente las cosas. «Si la pista sigue así, el año que viene tendré un torneo menos en mi calendario. Voy a ser consecuente con lo que siempre he dicho», aseguró tajantemente minutos después del sorpresón. La ATP no emitirá un dictamen sobre el futuro de la pista hasta julio. El enfado tras el tropiezo, el primero de la temporada en tierra batida, era monumental. «No es una rabieta. En esta pista el juego es totalmente distinto, desestabiliza el juego y no quiero asumir riesgos. He tenido amagos de hacerme daño en la cadera todo el rato. Me voy con la cadera cansada y me voy a Roma con una desconfianza que no debo. O se cambia esto o yo no...», continuó.

Desde el Roland Garros de 2009, cuando cayó en cuarta ronda ante Soderling acosado por los problemas físicos, Nadal no se despedía tan pronto de un torneo sobre arcilla. La diferencia es que, para él, la tierra azul no es tierra. Así de sencillo, es otra cosa, no tierra. «No he podido golpear la bola, no he podido realizar mis apoyos habituales... Los jugadores que normalmente se mueven peor, aquí se mueven mejor. Sólo quiero que la tierra sea normal, que sea una pista de tierra», clamaba Rafa. Lo mismo hizo después Djokovic, que dijo estar de acuerdo con Nadal y amenazó con no volver. «El ganador final será el que no se haga daño», aseguró.

Nadal tuvo oportunidades para cerrarlo al menos en dos ocasiones. Con 4-1 en el tercer set sacó para situarse 5-1. Y con 5-2 en ese misma manga, sacó para alcanzar los cuartos. En ambos juegos cometió errores inconcebibles. Dobles faltas, bolas que se iban por dos palmos, bolas a las que no corría... En el duodécimo juego sacó para forzar el «tie-break» y cuando le funcionó el servicio con tres «aces» casi consecutivos, los fallos siguieron pesando mucho más. En la segunda bola de partido, Verdasco aprovechó el último de los regalos para llevarse una victoria que no esperaba.

Él había llevado el peso del partido para bien y para mal. Los mejores golpes, los hubo aunque fueran contados, fueron suyos; los errores más clamorosos, también. Se peleó con la raqueta, maldijo la superficie, pateó la tierra azul repetidas veces, golpeó la publicidad, discutió con su palco, se enfadó consigo mismo... Verdasco en estado puro, pero terminó aprovechando la cascada de errores en que se convirtió el juego de Nadal en los últimos 20 minutos. Con todo en contra y en una situación en la que acostumbra a tirar el partido, resistió y dejó al torneo huérfano de su gran referente. Ahora le espera Berdych.

No será el único español en cuartos. Ferrer se deshizo en tres sets de Almagro. El partido fue durísimo, casi tres horas, y en cuartos se medirá con Federer.

-Octavos: Del Potro (Arg, 10) a Cilic (Cro), 6-2, 6-4; Verdasco (15) a Nadal (2), 6-3, 3-6 y 7-5; Dolgopolov (Ucr, 16) a Tsonga (Fra, 4), 7-5, 3-6 y 7-6 (7/2); Berdych (Che, 6) a Monfils (Fra, 12), 6-1 y 6-1; Federer (Sui, 3) a Gasquet (Fra, 14), 6-3 y 6-2 y Ferrer (5) a Almagro (11), 7-6 (7/4), 3-6 y 7-6 (10/8). Djokovic (Ser, 1) a Wawrinka (Sui), 7-6 y 6-4; Tipsarevic (Ser, 7) a Simon (Fra, 8) 7-6, 5-7 y 6-1.

 

La primera vez de Verdasco
Después de catorce partidos, Verdasco se estrenó ante Nadal. Hasta la tierra azul madrileña, su balance era un desolador: 0-13. Quizá por eso, la victoria le supo tan bien y tuvo una celebración como si fuera la final del torneo. Se desplomó sobre la central, besó la tierra azul, saludó a Rafa Nadal, se quitó la camiseta y llorando se fue al palco con su gente. Allí estaban su padre, su novia, su técnico... El clan Verdasco en pleno. La emoción incluso le impidió hablar a pie de pista.